Capítulo Cinco

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Noviembre de 2022

¿Por qué no puedes ser jodidamente normal? A lo mejor si no salieras con esos amigos maricones y con esa puta tortillera de mierda, serías normal. Saldrías con una mujer y te casarías como la gente normal.

Las palabras de su padre seguían resonando en el cerebro de Gulf horas después. Habían tenido otra discusión en una obra. Esta vez su padre ni siquiera esperó a que estuvieran solos para reprenderle una vez más por ser gay. No, el cabrón tuvo que abrir la boca delante de sus compañeros de trabajo. Algunos de ellos ya lo sabían, pero la mayoría no, y no estaba muy seguro de cómo iban a reaccionar. Estaba dispuesto a apostar que las cosas se iban a poner más incómodas.

Joder. No es que le gustara su trabajo, pero disfrutaba de la camaradería con sus compañeros. Era fácil llevarse bien con la mayoría de la gente y ayudaba a pasar el tiempo.

Ahora todo eso estaba destruido.

Era una razón más por la que tenía que dejar este trabajo. Pero por muy mal que estuvieran las cosas con su padre, no podía dejarlo. Su padre era prácticamente la única familia cercana que tenía y si se iba, estaría solo. Y su padre también. El imbécil ya tenía más de sesenta años. No debería estar trabajando en la construcción a su edad, pero el viejo se negaba a dejarlo. Si Gulf lo dejaba, ¿quién iba a cuidar a su padre?

Se sentía tan malditamente atrapado. Quería subirse a su maldita camioneta y marcharse. Dejarlos a todos atrás. Desaparecer.

Gulf miró su teléfono. Era más tarde de lo que esperaba. Debería haber cogido ya sus cosas para el gimnasio y haberse ido. Pero no se atrevía a moverse y odiaba eso. Siempre le hacía ilusión hacer ejercicio con Mew. Hacía la vida un poco más tolerable, le levantaba el ánimo cuando la vida apestaba demasiado.

Pero desde que había invitado a Mew a tomar un café, se había sentido... vacío. Mew había suavizado todo y había evitado que se sintiera incómodo porque era increíble, pero era demasiado tarde. Gulf sabía que se estaba encariñando demasiado con el hombre, y no en plan "amigo". Un poco de distancia probablemente le haría bien. No es que quisiera estar alejado. Sentía que Mew era el único punto brillante en toda su vida.

Era hora de dejarlo ir.

Hojeando las aplicaciones de su teléfono, Gulf escribió un mensaje a Mew.

No puedo ir al gimnasio esta noche. Perdón por el aviso tardío.

Esperó el mensaje de Mew, pero su amigo le sorprendió. Lo llamó en su lugar.

Con un suspiro, Gulf contestó.

—¿Qué pasa, Gulf? —preguntó Mew. Su cálida voz lo bañó y quiso envolverse en ella, usarla para protegerse de todos los oscuros pensamientos que martilleaban su cerebro.

—Lo siento. Un mal día. No tengo ganas de gimnasio esta noche.

—¿No eres tú el que me dice que cuando no te apetece es cuando más lo necesitas?

Una pequeña sonrisa trató de tirar de sus labios, pero se apagó rápidamente. Daba un poco de miedo escuchar a Mew citar sus propias palabras, saber que prestaba tanta atención a lo que decía.

—Lo sé, pero sólo... no esta noche.

—¿Trabajo? ¿O tu padre?

Gulf suspiró. El hombre realmente parecía conocerlo después de los últimos cinco meses de entrenamiento juntos.

—Las dos cosas.

—Bien. Nos saltaremos el gimnasio esta noche. Ven a tomar una copa conmigo.

—Mew.

Navidades de Nieve y Hielo IV: Descongelando a Mew (Adaptacion MewGulf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora