§ RYAN §
-¿Por qué me evitas?
-¿Yo? –Pregunté observándola con el ceño fruncido.
-Obvio que tú. ¿Quién más está aquí conmigo? –Bia me miró mal antes de ponerse a jugar con la pajita de su batido. –Se suponía que esta cita era para...
-Esto no es una cita, Bia. –La interrumpí antes de que continuara. –Dejamos bastante claro que esto solamente era para que dejaras de seguirme.
-Dicho así suena bastante feo, Ryan. No soy ninguna acosadora.
Hmm... Permíteme que lo ponga en duda.
Su mirada me instaba a que le respondiera algo, pero mis labios quedaron sellados en aquellos momentos.
Esta salida con Bianca no estaba yendo como lo planeado. Había ido a buscarla a su casa y habíamos ido al mejor local de batidos de la ciudad, pero digamos que a ninguno de los dos se nos daba bien esto de sentarnos a hablar en presencia del otro.
-Voy al baño un segundo, ya vuelvo. –Me excusé retirando la silla para dirigirme a los servicios de hombres.
No tenía que hacer verdaderamente nada en el baño, pero necesitaba huir de su mirada acusadora y penetrante.
Bia y yo eramos una combinación explosiva que, mientras estuviésemos separados, todo iba sobre ruedas, pero como estuviésemos a escasos metros el uno de la otra...
-¿Por qué sigues empeñado en evitarme? –Me sobresalté en mi lugar viendo su reflejo por el espejo.
¿Pero qué diablos?
-¿Qué haces, Bia? ¡Es el baño de hombres!
-¿Y a mí qué? Cómo si los de afuera estuviesen pendientes de lo que hago. – Respondió cruzándose de brazos en cuanto me había girado hacia ella. –¿Te da miedo de lo que soy capaz de hacer?
-¿Miedo?
-Sí, miedo. –Repitió pasándose la lengua por los labios. –Miedo a no poder resistirte a mí cuando estamos juntos.
-¿Eso es lo que crees? –Quien se cruzó ahora de brazos fui yo.
-Sí, lo creo firmemente, Ryan. Soy irresistible, lo sé. –Alcé las cejas mientras que sus manos me rodeaban el cuello. – Pero tú lo eres para mí también. Lo admito. ¿Ahora eres capaz tú de admitirlo?
Sus labios me cogieron con la guardia baja a pesar de que sabía que en algún momento se lanzaría a por los míos.
¿Veis? Éramos una combinación hecha de gas y fuego. Lo nuestro era puramente sexual en todos los sentidos.
Nos atraíamos mutuamente, sí, pero pondría mi mano en el fuego que solamente era eso, deseo sexual.
-¿Ves como nunca aguantamos? –Mis manos recorrieron su espalda hasta su trasero para apretarla más contra mí haciéndola gemir.
No quería oírla, simplemente quería terminar con lo que ella misma había empezado en aquel baño del establecimiento.
Sus dientes mordieron mis labios como tanto le gustaba hacer antes de besarnos aún más fuerte que antes.
Gruñí en cuanto quiso subirme la camiseta para que me la quitara, pero no lo permití.
-No. Sí vamos a hacerlo tiene que ser rápido. Nada de ropa fuera. –Sonrió cómo el gato de Cheshire antes de desabrochar mis pantalones y colar la mano dentro.
-Me gusta que sea rápido y duro...
-Por favor, te gusta de todas las maneras, Bia. –Rió antes de que ahora fuera yo quien buscara sus labios para acallar los gruñidos que saldrían de mi boca por sus eficaces caricias.
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Agapē. Legado Beaumont.
Teen Fiction"¿Cómo es posible que a alguien le cambie la vida de la noche a la mañana? Creemos tener una vida perfecta, con una familia perfecta y un novio perfecto, pero la perfección está mucho más lejos de la realidad. En mi vida todo iba muy bien hasta qu...