Esmeralda

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Un sonido, un aullido, no... gritos, gritos desde un apartamento cerca de la localidad de Vicente, gritos, desesperación, impotencia, un sonido sordo, rápido, fugaz, certero, y luego silencio, silencio hasta lo que se podía deslumbrar a 8 metros fuera del departamento donde una pareja escuchó el alboroto.

-¡Fuera! ¡Largo! ¿Qué estás haciendo desgraciado? Aléjate maldito loco, aléjate o juro que disparo, lo juro, te romperé las sienes si no me dices quién eres y qué haces aquí, no... ¿qué haces? ¡Dispararé, maldito loco! Aleja eso de mí.

Silencio, mudo, del que te llega hasta la medula ósea.

Los Ríos, localidad de Géntil. Operación de investigación.

Aburrido, cansado, dormitando en los pensamientos de la última noche desvelado. Pasando cerca de una cafetería se adentra a la cuadra en un vecindario, casas normales comunes y corrientes, iguales a todas las casas, personas preocupadas en sus propios asuntos como para darse cuenta de las cosas más simples como sus propios hijos, las cuentas, y hasta por rumores de unas mujeres sentadas en el patio sin desdicha de bajar la voz, los cuernos de la mujer de un tal sujeto que vivía en la casa amarilla de al lado.

Sube las escaleras, sin prisa, muchos casos ya había tenido, la experiencia es la mejor arma de todas, el conocimiento y no dejarse joder por cualquier sandez que te digan los vagabundos del mundo.

-¡Buenos días detective Victor! Ya prepare el informe de la escena.

-Buenos días Saimon, y ya te dije que me puedes llamar sólo Victor, ya muchos casos hemos trabajado como para tener confianza compañero.

-¡Je je! La costumbre señor, pero igual, la escena está marcada y lista para usted...

-Bien, gracias, puntual y organizado como siempre Saimon, igual vamos a ver cuál bastardo hizo esto.

-Emmm... hay algo importante que debo indicarle, acompáñeme por favor.

-Vaya, ¿pero que será eso tan importante?

-Tiene que ver con algo encontrado en la escena, algo... peculiar, pero primero le resumiré el crimen señor.

-Muy bien, escucho.

-Bien... Aquí -,Tomando las hojas de la libreta y buscando la información hace un gesto de duda- dos cuerpos, los dos asesinados por una apuñalada en la carótida, directa, certera, sin huellas, entraron y salieron, no parece... no, no aparecen indicios de lucha, no se dieron cuenta, en cuánto al motivo, no está claro, pero dudo que fuera personal.

-Muy bien... sin motivos directos, sin huellas, ni pelea, rápido, fue un profesional, sin duda... pero, ¿qué es eso tan importante que querías mostrarme?

Caminando hacia una mesa que estaba junto a la cama donde estaban tendidos los dos cuerpos, la pareja, boca arriba, había un diario, Saimon lo tomó, era viejo, gastado, se veía su kilometraje en el mundo, extendiendo la mano Saimon le dio -con cara de indecisión- el diario al detective.

-Esto... esto es señor, lo encontramos cerca de la ventana, lo revisamos y... estoy preocupado señor, por usted.

-¿Por mí? ¿Por qué tendrías que estar preocupado? ¿Qué es esto?

-Es un diario señor, leímos una nota que estaba pegada en el mismo, decía que era para usted, y que solo usted podía leerlo.

-¿¡Cómo!? ¿El asesino sabe quién soy? Por eso me llamaron a mí... dios, ¿Y qué dice?

- No lo sabemos, no lo leímos, lo analizamos por fuera, nada más- Saimon no ocultó el rostro de angustia, preocupación y como todo ser humano una pizca curiosidad-. Señor... tenga cuidado.

Corazón De AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora