Ambulancias desesperadas se oían por las calles,
ladridos de perros se alcanzaban a escuchar,
la gente se detenía y cuchicheaban por detrás, para después seguir su camino,
los truenos cada vez más fuertes sonaban
y el miedo rondaba por ahora las calles abandonadas,
era a la casa de aquella chica a la que se dirigían tan deprisa.
La muerte no le llegó, ella la quiso buscar,
pero al parecer no logró, pues su madre la halló.
Los vecinos se asomaban, nadie podía ser discreto.
Doña Flor pregunto; ¿Qué es lo que sucede aquí?
pero nadie lo sabía y la madre prefirió callar.
Daban las 12:00 y en la camilla la bajaban,
con las muñecas ensangrentadas.
¿Qué tan infeliz era su vida, para que quisiera acabar con ella?
se preguntaba su mamá, mientras trataban de tranquilizarla.
¡Mi hija se está desangrando, y tal vez pronto morirá!
¡Se trato de suicidar!, informo Doña Flor a toda la unidad,
pero en mano eran las acusaciones,
pues de aquella familia jamás se supo a saber.
Doña Flor asegura que aquella chica si alcanzó a la muerte,
y su madre desdichada era para volver al lugar.
Doña Martha en cambió, dice que se fueron para olvidar.
Pero todos son chismes de edificios, nadie sabe a cierta la verdad,
deseo de todo corazón que el chisme de Doña Martha sea verdad,
que aquella chica pueda encontrar la felicidad.
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»P a l a b r a r e o«
PoesíaSiempre es sano sacar todo lo que el corazón tiene atorado, mi situación es esta; lo que mis ojos no sacan con lagrimas, mi corazón o cerebro (no sé cual funcione mejor), lo sacan con pensamientos, algunos son verdaderamente absurdos y hasta cierta...