—¿Qué demonios estás haciendo? Sabes que estás intentando hacer algo que no lograrás llevar a cabo —dijo Ed, tratando de acercarse.
—¡Qué más da si lo hago! ¿Afectaría tus planes? —preguntó Víctor, apuntándose con una pistola directamente a la cabeza.
— No, te recuerdo que no formas parte de estos. Me pregunto, ¿ese es tu enojo? —burló Ed.
—¡No necesito ni quiero estar en ellos! —gritó Víctor.
—No pareces dar esa impresión, pero... viendo tus acciones, me atrevo a decir una cosa. Si tantas ganas tienes de irte, te reto a que aprietes el gatillo — Ed, miró la pistola fijamente.
—!Tú, bastardo! ¿Me estas retando a mí? —preguntó Víctor.
—Bueno, sabía que no podías —empezó a burlar más fuerte Ed, por toda la habitación.
— ¡Callate, no hables! ¡Tú no existes! ¡Eres parte de mi imaginación, de mis miedos! Eso es lo que dijo la Señorita Dennis, yo le creo. Eres mi creación malvada ¿No es así? —preguntó Víctor, trabandose en cada oración.
— ¿No es así? —repitió Ed, imitando el tono de voz. —!Claro que no! ¿Aún no te das cuenta? Tú y yo somos uno mismo, tenemos la misma alma negra y mórbida.
—¿Es-s-so qué quiere decir? —preguntó Víctor, un poco temeroso por la respuesta.
—Puedes averiguarlo tú mismo, solo tienes que ver tu reflejo —señaló el espejo.
—¿Mi reflejo? Yo no lo entiendo —dijo temeroso Víctor.
—¿Porque has sido siempre tan ingenuo Víctor? —pregunto Ed, algo frustrado.
— Ese es mi defecto —contesto Víctor y bajo la pistola.
—¿Un defecto tuyo también es acobardarte? —preguntó Ed, quién seguía con la mirada fija en la pistola.
—¿Que carajo estás jugando? —gritó Víctor.
—Nada en especial ¿Quieres jugar algo? —burlo Ed.
—¡No! ¿Sabes algo? ¡yo te cree y yo puedo hacerte desaparecer! —grito Víctor.
—Me das miedo Víctor ¿De verdad me quieres hacer desaparecer? —rió Ed.
—Sí, lo deseo —dijo Víctor cerrando los ojos.
Al momento de abrir los ojos, se encontraba aterrado en su cama y sudando, con el corazón palpitando más de lo normal y la sangre regresando a su cuerpo. Por alguna razón sintió la curiosidad de revisar bajo su almohada y ahí estaba esa pistola. Por un momento se preguntó si valía la pena intentarlo, pero al recordar aquella sonrisa estúpida y atemorizante de Ed, no lo dudo más, Víctor no quería tener de nuevo la visita de Ed, quien desde hace años le atormentaba en sus pesadillas, cerró los ojos, respiro profundamente y disparó directo a su cabeza...
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»P a l a b r a r e o«
PuisiSiempre es sano sacar todo lo que el corazón tiene atorado, mi situación es esta; lo que mis ojos no sacan con lagrimas, mi corazón o cerebro (no sé cual funcione mejor), lo sacan con pensamientos, algunos son verdaderamente absurdos y hasta cierta...