Traición

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La efímera conexión entre Furia y Joel llegó a su fin de manera abrupta. Joel, motivado por sus ambiciones en el juego, traicionó a Furia al aliarse con otro de sus enemigos, Manzana (el ñoño maquiavelico). La traición de Joel dejó a Furia sintiéndose frustrada y más sola que nunca en la casa de Gran Hermano.

Licha, observador de toda la situación, experimentó una mezcla de enojo y desprecio hacia Joel. Aunque ya había desarrollado una aversión hacia él anteriormente, la última traición hacia Furia intensificó sus sentimientos negativos. La lealtad y el respeto que Lisandro sentía por Furia lo llevaban a despreciar aún más las acciones de Joel.

La soledad de Furia se volvió palpable en la casa. La desilusión y la sensación de abandono la llevaron a reflexionar sobre la autenticidad de las relaciones en el juego, preguntándose quiénes eran verdaderamente sus aliados.

Joel, por su parte, experimentó sus propios celos en medio de la intriga y las relaciones entrecruzadas. La total atención de Furia hacia Licha despertó ciertos sentimientos de envidia en Joel.

La traición de Joel no solo afectó la relación entre Furia y él, sino que también generó un cambio en la dinámica general de la casa. Las alianzas se desmoronaron, y los participantes se vieron obligados a reconsiderar sus lealtades en medio de la traición y la desconfianza.

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Furia se retiró a la habitación, buscando la soledad para reflexionar sobre el juego después de la partida de sus aliadas, Catalina y Chula. Llena de pensamientos, se sumió en la contemplación de estrategias y alianzas mientras se encontraba en la privacidad de la habitación. 

En ese momento, Licha entró a la habitación, notando el estado de Furia. Con genuina preocupación, le preguntó: "¿No vas a comer?" Furia, inmersa en sus pensamientos, lo ignoró inicialmente. Sin embargo, Lisandro insistió con amabilidad: "¿Querés que te traiga la comida acá?"

Furia, necesitando espacio, le pidió: "Por favor, dejame sola".
Licha, persistente en su deseo de cuidarla, volvió a preguntar sobre la comida, preocupada por su bienestar. "Pero algo tenés que comer. Si no me querés ver a mí, le puedo decir a alguien más que te traiga la comida."

Furia, un poco ruborizada por la atención y el interés que Licha le mostró, le pidió con un toque de sinceridad: "Andate, si no querés que me sigas gustando cada vez más". Esta confesión salió como un grito, revelando sus sentimientos en un momento de vulnerabilidad.

Lisandro, en lugar de sorprenderse, sonriendo ante la honestidad de Furia. Poco sorpendido por la revelación, se retiró de la habitación con una despedida tranquila: "Te dejo un poco de comida guardada. Cuando quieras, podés venir". Con una sonrisa de oreja a oreja, se aleja, dejando una furia con sus pensamientos y sentimientos, en medio de la compleja trama de Gran Hermano.

Amor Prohibido - Furia x Licha - Gran HermanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora