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Maren

Ya era de noche, hace una hora habíamos despedido a Carlitos. Quien vino a contarnos como estaban las cosas en su casa por lo del Kiru.

Todos ahí buscaban a Hernán, vivo pero no para mantenerlo así. Ya hasta habían conversado con Jorge. Nos vino a decir que lo mejor fuera que me mantenga aquí.

El Hernán estaba sin control, desaparecido y con un arma. No se veía ni se escuchaba bien. Y tenían miedo de que me viera sola y me hiciera algo, Danilo y Carlitos estaba de acuerdo en protegerme cada que tuviéramos que salir.

Carlitos había suavizado el ambiente después de lo del baño. Una vez que se fue ambos nos esparcimos por la pequeña habitación.

- Queres hablar? - pregunto Danilo rascándose la cien.

- Que? - pregunte nerviosa, no quería volver el entorno incómodo.

- Osea de cualquier cosa, que se yo. Mejor ya tomaré una manta y dormiré en el sofá... - Y antes de que se pudiera ir hablé haciendo que se detuviese.

- Puedes dormir sabes, no... no me incomoda igual. - El me miro y ambos nos quedamos viéndonos por segundos.

- No te jode? Ya sabes. - soltó sin poder creerlo.

- No. Me gustaría pensar que no somos unos Neanderthales. - Fui todo lo que dije para después soltar una sonrisa simple.

- Ta bien creo... - Ambos empezamos a acomodar la sábanas y a acostarnos viendo al techo.

- Queres hablar de lo qué pasó? - Pregunto aun viendo al techo.

- No. - Lo dije como un suspiro sin más.

- Buenas noches. - Dijo Danilo mientras se acomodaba. No podía dormí boca arriba, así que me puse de costado. Observándolo.

- Mañana por la mañana, quisiera ir a ver al Kiru. Me... me acompañarías? - pregunte algo nerviosa por poder casi sentir su olor.

- De acuerdo, gracias por dejarme dormir aquí. Ya no aguantaba ese sofá, siento casi los resortes. - Ambos reíamos ante su comentario.

- Gracias por dejarme estar acá. - Sonreí. Segundos después empezó a jugar con las mechas de mi cabello, poniéndolas atrás de mi oreja.

- Perdona, no quise...

- No, no pasa nada. - Sonreí tranquila, era cómodo. Se sentía cómodo.

El empezó a bajar de mi oreja a mis brazos, y a presionarlos cada tanto. Sin tener control en mi me puse boca arriba. Su mano cayó en mi abdomen, donde trazó el camino de en medio de mis tetas a mi ombligo. Haciéndome tirar pequeñas risas.

- No te voy a preguntar si queres porque es obvio. - Gire la cabeza para verlo de mala gana. - Ta bien... Ta bien. - Volví a ver al techo sonriendo. No podía creer como en cuestión de segundos me cambiaba de sentir.

Me giré hacia él ahora frente a frente, mientras el seguía bajando me acerqué y le di un piquito.  Regresándome a mi lugar nerviosa, segundos después puso su mano en la parte de atrás de mi cuello jalándome hacia él impulsando de un beso tierno a un beso fuerte.

Con toda gentileza olvidada él me beso con una brusquedad deliciosa que había estado juntado hasta ahora. Clave mis uñas en sus hombros, respondiendo el beso.

Danilo bajo sus manos para apretar mi trasero y presionarme contra él. Su lengua invadió mi boca rápidamente.
Comencé a moverme contra su erección, frotándome con una pierna arriba de él para mejor firmeza. Cada parte de mi palpitaba, en especial, mi parte baja.

MALA VIDA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora