Maren
Llegamos a la después de que nos dejara el papá de Carlos, ambos nos sentamos en el sofá frente a frente.
Empecé a jugar con mi cabello, distrayéndome del silencio que se había hecho. No era incómodo solo raro. Gire a verlo y estaba pensativo mirando al techo.
- Que tenes vos? - Pregunte frunciendo el entrecejo. Este seguía con la mirada el techo cuando respondió.
- Vo pensas que soy mejor jugador que Carlos? Pregunto casi con vergüenza. - Siempre estuvimos juntos, pero ahora se siente diferente, como si compitiéramos. El tiene cosas que yo no tengo, y yo cosas que él no tiene. Yo tengo libertad, pero él tiene apoyo. Y aun que no le sobre, más guita que yo.
- Si te soy sincera escuche como los de la barra decían que eres mejor que el. Yo igual, solo. No te desconcentres por nada queres. Que tus problemas no te nublen. Tienes todo ahora. Incluso apoyo. - Le asegure para después acostarme por vergüenza a que me mire.
- Apoyó de quien según vo, mi hermano se borra en cualquier momento. Al igual que mis viejos. Solo soy una carga. Y ahora no tengo tanta motivación. - me miro.
- Mio, mi apoyo. Aparte ahora tenemos guita. Yo te voy a ayudar en lo que sea, como vos a mi. - Sonreí. Este se paró y se sentó al lado mío.
- Jugamos cartas? Me las jale de la mesa del equipo contrario. - Bufe y nos quedamos jugando hasta quedarnos dormidos.
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Me desperté por la luz del sol molestándome. Tenía a Danilo acostado encima mío con su cabeza en mi abdomen. Me senté con cuidado a despertarlo y estaba ahora en mis muslos.
Lo desperté y este se aferró a mis muslos. Le empecé a picar la cara con los dedos hasta que se levanto confundido.
- Que? Qué haces? - me pregunto mientras se picaba un ojo. Se levanto aun con las manos en mis muslos y vio todo. Se safo mirando a todos lados. - Alístate, iremos por Carlos a jugar una. Y ya es tarde. Pero te tengo a ti que convences a su padre de una. - Me tocó el cachete y se fue a alistarse sin que pudiera preguntar algo.
Una vez listo, llegamos al carro donde se encontraba Segundo y Carlos. Danilo se les acercó y después de minutos me llamo con la mano.
- Buen día. - Salude a ambos.
- Maren irá? - pregunto segundo, todos asentimos. - Ta bien, alguien responsable almenos. Antes del almuerzo, sino te dormís con la panza llena.
Arrancamos a su partido riéndonos de burlas que le hacían al modo de jugar de Hernán hasta llegar.
- Con esa cara de pajero no le ganan a nadie eh. - Gritó una chica metiéndose en los asuntos de los varones. Entre cerré los ojos sin entender que hacía defendiendo al Gil de Hernán.
- A mi no me gana nadie nunca. - Alardeó Hernán.
- Pues parece que si, si no no estarías llorando por una revancha. - Lo cuadre, este me miro de arriba abajo y le regrese una mueca de asco.
- Si vas a jugar no se debe poner polleritas cortas y camisetas sin mangas nena. - Me hablo la mina que anteriormente se había metido. Rebusque algo en mi bolsillo y saque mi dedo medio. Esta solo me miro mal.