chapter thirty-five

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" La vida es tan incierta, que la felicidad debe aprovecharse en el momento en que se presenta. "
— A. Dumas

LYNN LOUD

—Dame eso —le exijo a Luna— es mío.

—Tú no usas pulseras.

—Me lo regaló Harper, es mío —repito y extiendo mi mano. Mi hermana rueda los ojos y extiende la pulsera que me regaló mi novia— para la próxima no tomes mis cosas.

—No parece una pulsera para ti.

—Mentirosa.

La pulsera tenía hilo rojo y estrellitas alrededor. ¡Era perfecta!

—¿Ya decidiste que vas a hacer? —me pregunta Luna— papá estaba emocionado de que aceptaras.

—¿Pueden no meterse en mi vida? —me quejo rodando los ojos— voy a rechazarlo y ya.

—Deberías llevarte a Harper contigo, ella puede estudiar en Chicago y vivir juntas —sonríe— y así no vivirías con Doña manipuladora.

Ese era el apodo de Sophie.

—No creo que ella quiera mudarse conmigo.

—Debería planteárselo, ella no tiene mucho en esta ciudad, no le veo el problema a que se muden, si terminan al menos saben que dieron lo mejor de ustedes en la relación.

Y por extraño que me parezca tiene razón, tiene toda la razón. Digo, si llego a ir con Sophie, ¿No es mejor que fuera también Harper?

—Voy a tomar tu bici, voy a su casa.

—Ahora que tienes licencia no la usas para nada.

—No tengo auto propio —me encojo de hombros y salgo de la casa.

Tomo la bici y en unos cuantos minutos llego a la casa de Harper, aunque no le avisé que venía. Toco el timbre y me sorprende al volver a ver a su madre.

—Gracias al cielo que llegaste, tranquilízala que no la soporto más.

Me quedo sorprendida por lo que me dice, pero prefiero no pelear con su madre así que subo las escaleras y entro a su habitación donde veo a mi novia poniendo su habitación patas arribas.

—¿Que haces, Harper?

—Me debo ir.

—¿Qué?

—Nat está mal —me dice haciendo un puchero y me acerco a ella tomando sus manos— ella me necesita, me lo dijo, me llamó, lloró, me suplicó, literalmente me rogó para que vaya con ella.

—¿Ella está bien? ¿Le pasó algo? —le pregunto y hago que se siente en su cama— puedes contar conmigo.

—Me siento mal, Lynn, rechazas todo por mí y a la primera cosa que se me presenta yo me voy, mis abuelos me compraron un pasaje para mañana en la tarde. Me iré a Alemania.

—¿Te vas? —pregunto atónita y ella asiente— ¿Ya?

—Mañana casi por la noche.

Ambas nos quedamos en silencio mirándonos, ¿Y ahora? ¿Que se supone que va a pasar? ¿Que se supone que se hace?

—Debes ir a Chicago —me sonríe ella de medio lado.

—¿Te vas a Alemania para no dejarme otra opción?

—Claramente que no —dice negando— odio Alemania, tú misma lo sabes, Lynn, solo que si me voy no tiene tanto sentido que también te quedes.

—Te voy a extrañar mucho.

THE FIRST CALL | LYNN LOUD JR ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora