Capítulo 1

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No sé qué está pasando, acabo de presenciar un accidente como si lo hubiera vivido en carne propia. Vi como un auto patinaba en la carretera y después como caía por un precipicio, sentí el pánico correr por mis venas.

Corrí hacia donde estaba el auto, había anochecido y estaba muy oscuro, baje al acantilado caminando, serpenteando por los arboles hasta llegar al auto, estaba volcado y derramaba demasiada gasolina. Me apresure, quería encontrar a alguien con vida, me incline hacía la puerta del conductor, mi respiración quedo atrapada cuando vi a un hombre inconsciente con una herida en la pierna bastante profunda y tenía la cara muy golpeada. Intente llamar a la ambulancia, pero no tenía señal.

Maldije e intente sacar al hombre, era muy pesado y muy difícil para sacarlo. Así que probé gritando tratando de llamar la atención pero era más mi subconsciente aterrado el que gritaba porque sabía que por esta carretera nadie pasaba y si pasaban no me escucharían conmigo aquí.

Empecé a preocuparme por la estabilidad del hombre, toque su mano para tomar las pulsaciones que eran cada vez más lentas. Había hecho un curso hace unos meses sobre primeros auxilios sabía lo que debía hacer pero no tenía los recursos y el miedo me superaba. Me desespere por no poder ayudar a este hombre antes de que fuera demasiado tarde para él. Le susurraba a su cuerpo inerte que por favor me ayudara a ayudarlo pero era imposible había sufrido muchos golpes por la caída al precipicio y su herida en la pierna se veía muy comprometida, de la desesperación vinieron los sollozos, ya dándome por vencida grite:

-¡Auxilio!

Es lo último que recuerdo cuando desperté en mi cama sudada, gritando y sollozando. Todo había sido una pesadilla. Una horrible pesadilla.

Mamá entro en mi habitación

-¿Qué paso cariño? Tranquila, tranquila fue una pesadilla. -Me susurraba mientras yo sollozaba envuelta en sus brazos.

Cuando estuve más tranquila y pude hablar le conté a mamá mi pesadilla. Nunca había soñado algo que se sintiera tan real, podría jurar que lo había vivido. Pero no, era una pesadilla. Solo una pesadilla. Mamá se quería quedar a dormir conmigo pero logre convencerla de que estaba bien y que volvería a dormir en cuanto se fuera, a regañadientes accedió con la condición de que si la necesitaba inmediatamente la llamaría.

Cuando mamá se fue me recosté en la cama de nuevo, me tape completamente con las sabanas de la cabeza a los pies porque empecé a sentir escalofríos. Temblaba y los dientes me chirriaban, cerré los ojos intentando dormir, no sé cuánto tiempo estuve así hasta que escuche sonar el despertador.

-Hora de despertar. -Era mamá, gemí y me di la vuelta, me tape con las sabanas hasta la cabeza. De repente sentí cuando mamá jalo las sabanas y me dejo en la cama, solo en pijama.

-Vamos es tarde. -Su tono de voz no aceptaba un "no" por respuesta. Poco a poco abrí los ojos y fui despertando.

-Buenos días, mamá. ¿Qué hora es?

-Es tarde, Valeria. Son las seis y media.

-Mierda. -Me levante de un salto de la cama corrí hasta la ducha, mientras veía a mamá negar con la cabeza y salir de mi cuarto.

Termine de arreglarme en un tiempo record para mí, que tardaba casi una hora todos los días. Cuando baje a la cocina eran las 6:50 a.m. Mamá estaba desayunando y vestida con ropa para el trabajo, se le veía cansada como si no hubiera dormido pero era normal, mamá trabajaba mucho.

Era madre soltera y a veces tenía que trabajar en la noche, es enfermera por lo que sus horarios no son muy flexibles y esta semana no había descansado ni un día, se había sumergido en su trabajo por completo. Pero era la mejor madre del mundo, siempre estaba para mí cuando la necesitaba. Y a pesar de que vivíamos modestamente en un apartamento pequeño, con una sala de estar pequeña con dos sofás ubicados de forma perpendicular formando una "L" de un color crema un poco viejo. Había un gran mueble que separaba la sala de estar con la cocina y una escalera al final de la cocina que daba al segundo piso hacia las habitaciones. Nunca me había faltado nada.

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