Capitulo 2

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De regreso a casa después de terminar mi horario de clases, en lo único que podía pensar era sobre aquel sueño extraño y lo real que lo sentí. A pesar de que estaba acostumbrada a este tipo de sueños, nunca había tenido uno que se sintiera real, que sintiera que lo estaba viviendo en mi propia carne. Y aquel chico que no pude salvar...

Inmediatamente recuerdo al chico con el que choque hoy en la universidad y soy transportada de nuevo a ese momento, esos ojos azules tan cristalinos, sentía como si esos ojos me estuvieran engullendo, estuviera nadando en el azul de sus ojos.

Cruzo la calle aun con mi cabeza trabajando a mil por hora, pensando en todo lo que ha sucedido en las últimas horas. Y no me doy cuenta que un auto se acerca hasta que escucho el carro derrapar, el sonido de los frenos chirriar. Inmediatamente por causa del susto caigo al piso y reconozco el auto. Es el de mis sueños, estaba destrozado pero no tanto como para no reconocerlo. Lo puedo recordar. Ese es el auto. Si, lo es. Tiene que ser mentira, esto no puede ser real.

Un chico sale del auto y lo reconozco. Es el chico con el que choque esta mañana en la universidad. Aquel del que me quede paralizada mirándolo, perdida en sus ojos.

—¿Estas bien? —Sus ojos están alerta, mirándome, buscando alguna señal de que estoy herida.

Estoy tan sorprendida, en estado de shock, que no logre hacer a mi boca hablar. No puedo articular una palabra. Lo miro y no puedo evitar preguntarme que tiene que ver él, este auto y mi sueño. Y si solo es mi paranoia, y quizás ese sueño me afecto más de lo que creí y lo estoy asociando con todo.

Estira su mano hacia mí, y logro salir de mi estado de shock para alcanzar su mano e impulsarme para levantarme.

—¿Te sientes bien, puedes hablar?

Asiento y me aclaro la garganta para responder.

—Sí.

Miro alrededor dándome cuenta de que algunas personas se han detenido a observar la escena. Me ruborizo. Él ve la expresión en mi rostro y se acerca, su mano acaricia mi mejilla.

—Debes tener cuidado al cruzar la calle.

Asiento avergonzada.

—Yo... lo... siento —balbuceo.

Toma mi mano.

—Ven te llevare a tu casa.

No espera una respuesta, ni siquiera creo que me esté haciendo una pregunta. Soy arrastrada por sus brazos hacia el interior del auto. Lo sigo dócilmente porque sé que no tengo opción, y aun mi cuerpo no se hace responsable de mi boca.

—¿Cómo te llamas?

—Valeria.

Me sonríe y acelera.

—Bonito nombre, Valeria.

Nos movemos por las calles de la ciudad y no sé por dónde empezar para tener una conversación con él y no piense que soy patosa. Aún sigo pensando qué relación tiene él y mi sueño, no sé si es una premonición y debería advertirle pero sé que si lo hago creerá que estoy loca. Y no es el paso adecuado para crear una buena impresión, aunque con él no creo que haya creado una primer buena impresión, si en la mañana choque con él, mientras me dirigía a mi clase y hoy por ir perdida en mis pensamientos casi sucede lo mismo, con la diferencia de que esta vez estaba en su auto y pudo haber sido peor. Soy sacada de mis pensamientos cuando pregunta:

—¿Dónde vives, Valeria?

Dice mi nombre de una forma tan especial que quiero que lo repita mil veces, quiero escuchar mi nombre salir de sus labios. Le doy mi dirección y conduce en silencio por unos quince minutos y no aguanto más este silencio. Decido dejar la vergüenza y preguntarle cosas, solo lo vi esta mañana, nunca lo había visto en la universidad, perfectamente puede ser un matón y yo le estoy dando mi dirección, dejando que conozca mi residencia sin siquiera preguntar su nombre y si es un matón. Me armo de valor y pregunto:

—¿Cuál es tu nombre?

Me mira, sonríe y detiene el auto.

—Ya hemos llegado.

Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que ya estamos en mi casa. Este momento es muy incómodo no sé cómo actuar o que decir. Me mira esperando una reacción de mi parte.

—Eh... muchas gracias.

Hago ademan de abrir la puerta pero el seguro está puesto, me volteo para decirle, cuando estira su mano y toma la mía.

—Y mi nombre es Nicolas.

La besa y me ruborizo, la retiro y desbloquea la puerta, salgo rápidamente del auto. Sin echar un vistazo atrás y entro a casa. Con la respiración agitada, preguntándome que acaba de suceder y por qué es esta mi reacción.

Escucho el motor del auto y sé que ya se ha ido.

Su nombre, Nicolas.

Me gusta pronunciarlo. Me gusta su nombre.

Y me pregunto, ¿Quién eres Nicolas? ¿Eres el de mi sueño? ¿Qué debo hacer? ¿Por qué soñé con ese auto?

No puedo recordar si Nicolás es el chico con el que soñé. Solo reconozco ese auto. Y sé que es justamente ese. No he podido borrar de mi memoria ese sueño.

Y me impaciento por querer saber de él. Necesito cersiorarme de que ese sueño no sucedera en la vida real. De que todo no es más que una coincidencia.

Y mi nueva meta es encontrar una forma de hacercarme a él.

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⏰ Última actualización: Jul 26, 2015 ⏰

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