Capítulo VI: El gran siglo XXI.

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*Holis! Antes de que sigas leyendo, te advierto que este capítulo tiene representaciones de conductas homofóbicas :C*

Sendai, 29 de septiembre de 2008.

"Qué fastidio, realmente este tipo me tiene hasta la coronilla." Nanami esperaba en la estación, enojado. Él y Satoru tenían una misión en esa ciudad, pero el albino ya llevaba una hora y media de retraso y no contestaba el teléfono. El pragmático hechicero no sabía por qué seguía esperándolo. Era obvio que ya no iba a llegar. El problema era que todavía no podía exorcizar por su cuenta y no iba a desobedecer órdenes. Necesitaba subir de categoría, ganar dinero y largarse rápido de la academia. Pero ahí estaba. Perdiendo tiempo y plata. "¿Será por lo que conversamos la otra noche? Estaba borracho, pero recuerdo que hablamos de Geto y que lo increpé por no haberlo matado. Pero Satoru no suele mantenerse enojado conmigo. Dios sabe que le he dicho cosas peores."  Decidió volver a Tokio. "Vamos a quedar mal frente a los clientes, pero hay mucho que pueda hacer". Iba a medio camino, cuando pensó en llamar a Shoko. La verdad es que se había sentido un poco culpable. Quizás había sido muy duro con Gojo
—Qué tal, Ieiri Oye, ¿sabes dónde está el irresponsable de tu amigo?

La hechicera palideció. Se encontraba dando vueltas en círculo en la biblioteca. Había ido a estudiar, tenía los exámenes para entrar a la escuela de medicina en tan sólo un año, pero no podía concentrarse. Todo el tema de la parejita de categoría especial la tenía sacándose el pelo y fumando cigarrillos como loca, sobre todo después del discurso de víctima de Satoru de la mañana anterior. No sabía si estaba paranoica o si era real, pero sentía que sus colegas la miraban con malos ojos. Y para colmo, no sabía de Satoru desde hacía más de doce horas. Por eso la llamada de Nanami le cayó como un balde de agua fría.
—¿Qué? ¡¿No está contigo?!

Nanami se sintió intranquilo. Shoko nunca hablaba así. Era de las personas más despreocupadas que conocía.
—No. No llegó y era una misión difícil y que pagaba bastante. No suele faltar a esas. En realidad, sabes que no pierde oportunidad de pasar tiempo conmigo. Salvo...

Recordó cómo eran las cosas hace dos años. Gojo quería ser su amigo, de una forma casi obsesiva. Claro que esa actitud había empezado porque quería averiguar si es que él y Geto eran más que colegas. Sin embargo, siempre que el manipulador de maldiciones siquiera pasaba cerca de ellos, Satoru olvidaba todo lo que tenía alrededor. Y eso incluía sus desesperados intentos por conseguir la amistad del rubio hechicero. Kento suspiró. "Qué predecible es este tipo."
—Suguru. Salvo que aparezca Suguru.
Shoko se escondió detrás de un estante de libros.
—Nanami, ¿es que no supiste?
—No. Sabes que tengo a todos silenciados, menos a ti y Masamichi. Pero déjame adivinar. Nuestro amiguito reapareció en su vestido y se llevó la poca cordura de Satoru con él.
—No puedo confirmar ni negar nada. Pero es un poco grave. Creo que es peor que en el 2006.

Nanami asintió. Entendió enseguida lo que pasaba. Después de todo, había observado muy de cerca el escándalo que se armó cuando los categoría especial salieron de la clandestinidad. Sintió rabia. Recordó algo que probablemente Shoko no sabía, de lo que él se había enterado por accidente; un decreto que habían empezado a redactar cuando Gojo falló la primera vez en matarlo. Quizás ya se había hecho ley. A espaldas de todos, como siempre.
—Está bien. Iré a la academia. Organiza una reunión con Yaga. Creo que nos debe un par de explicaciones.

Cortó. "Qué mundo medieval y asqueroso es el de la hechicería. No puedo esperar a retirarme."

***

Tokio, 28 de septiembre de 2008.

Satoru empujó a su novio. Quizás sí tenía razón. Quizás no entendía ese tipo de amor y quizás realmente nunca lo haría. Pero no había necesidad de tratarlo con esa superioridad moral. Esa faceta de Geto no le agradaba nada.
Suguru, por su lado, no se dejó provocar. A pesar de que automáticamente sintió ganas de empujarlo de vuelta y hacerle una llave, como acostumbraba hace un par de años, no lo hizo. "Me lo merezco. Estoy siendo injustamente pesado con Satoru. Y errático." Pero ni él entendía qué mierda pasaba por su cabeza. Decidió contarle todo, pero notó que su nuevo guardaespaldas los observaba, con una sonrisa burlona. "¿Y este cuándo apareció?".

Malditos: SatoruxSuguru (SATOSUGU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora