Edgar, su vida en Brawl topia, es un sufrimiento total. Todos lo insultan porque era el Brawler más inútil y odiado por todos, y entonces lo expulsarían para siempre del Brawl topia. Pero de pronto encontraría un libro misterioso que lo enviaría a u...
Pasaría el tiempo, transcurriendo una semana desde el combate en la mina, donde Edgar estaría sentado en una roca analizando su escudo, observando las nuevas habilidades que había adquirido con el tiempo, matando monstruos y subiendo de nivel. Mientras tanto, Raphtalia se encontraba cazando a un puercoespín salvaje entre las hierbas.
Edgar: (conseguí demasiadas habilidades que ni siquiera puedo contarlas).- diría en sus pensamientos
Antes de que Edgar pudiera mirar las nuevas funciones de su escudo, Raphtalia le gritaría al brawler
Raphtalia: ¡Cuidado, amo Edgar!
el chico voltearía, viendo a un puercoespín a punto de ser atacado al brawler. Él usaría una habilidad de su escudo que diría lo siguiente
Edgar: ¡Prisión de escudo!
Así, Edgar atraparía al puercoespín, encerrado en una prisión de escudo, luego Raphtalia cortaría al monstruo a la mitad.
Edgar: (esta semana he subido de nivel y he conseguido nuevas habilidades), dijo viendo sus estadísticas que estaría en el nivel 16. (Pero ahora se acerca la llegada de la ola, así que debo cambiar de equipo).
Luego, Edgar escucharía a Raphtalia viendo con un rostro alegre sosteniendo la cola del puercoespín
Raphtalia: ¡Lo logré!
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OPENING
Ambos regresarían al reino de Melromarc, donde llegarían a una herrería y se encontrarían con Erhard, quien los recibiría
Erhard: ha pasado una semana sin verlos y veo que tu compañera ha crecido mucho, parece una bella mujer
Edgar: ¿En serio? - Dijo confuso
Erhard: Ya no eres la niña pequeña que vino la primera vez
Raphtalia haría un puchero por aquel comentario, mostrando un gesto de enojo
Edgar: Pues la verdad solo veo como una niña
Erhard: Eres un insensible, chico
Edgar: A mí me sorprende que todos en este reino adoran a las niñas
El peli-negro recordaría cómo todas las personas del reino regalaban bocadillos y postres a Raphtalia, tratándola bien
Erhard: ¿Es que no lo sabes, chico? Los semihumanos...
Pero sería interrumpido por Raphtalia, que hablaría con un tono serio
Raphtalia: Hoy vinimos para comprar el equipo necesario para el amo Edgar
