DESCUBRIMIENTO.

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— Ninguno, mi poder no es ninguno. — Bufe enojada, Daisy tenía uno, batallo en encontrarlo, pero yo todavía no doy señales.

— No te estreses. Tal vez pronto lo encontraremos. — Lu me abrazó y me sentí un poco mejor, luego mi hermana llamo diciendo que teníamos que ir a la casa, invite a Lu.

— Hubiera sido fantabuloso que nos fuéramos volando. — Dijo Lu a unas cuadras de la casa.

— Si, pero tu mamá hubiera sospechado, aparte no existen tantos callejones por aquí, me iban a ver volar. — Ella asintió y empezó a jugar con su mochila. Llegamos a casa, salude a mi familia y Lucia y yo subimos al cuarto de Daisy.

— Visite a la doctora Nuts. —

— ¿Que te dijo? — Le pregunte mientras me sentaba en su cama para poder escucharla con atención. Ella se sentó en la silla de su escritorio y Lu ya estaba acostada en el ataúd.

— Que cada vampi-vacuna la tiene que hacer uno mismo. — Dijo Isy sacando un papel de un cuaderno para ver lo que supongo son los ingredientes.

— Esto me encanta Dais, es lo máximo. — Hablo Lucia jugando en el ataúd.

— Cálmate que le pico al botón. — Dije haciendo referencia a cuando mi hermana salió volando.

— Escuchen esto. — Hablo mi hermana con cara de asco. — Ingredientes, mocos de un varón pecoso de entre 13 a 15 años, tres lágrimas de tu peor enemiga.

— Al fin Marylin va a servir para algo. — Lu y yo nos reímos.

— Si, claro. — Dijo mi hermana y siguió leyendo.

— Sudor de una mujer adulta de mal carácter. — Los ingredientes me daban gracia ya que eran muy específicos.

— Bueno esa podría ser mi abuela, es insoportable. — Dijo Lu sentada en el ataúd con las piernas colgando.

— Sarro de diente de un adolescente de coeficiente intelectual elevado. — Esa sí que no la vamos a conseguir, no es como de "Hola, ¿Como estas?, ¿Me das sarro de tus dientes?"

— ¿Y de dónde vas a sacar a alguien así? — Le pregunte.

— Peter. —

— ¿Quién? —

— Peter, el que se tropezó contigo y te dio una rosa de papel. — Ya lo recordé, fue muy amable, pero si portaba mucho sarro. 

— ¿Y dónde está esa rosa? — Pregunto Lucia.

— La quemo Vicente. — Respondimos mi hermana y yo.

— El grano de un deportista. — Daisy ya tenía cara de vomitar y no contuve la risa.

— No Raven, esto es asqueroso, escuchen. — Yo deje de reír y me concentre en mi hermana.

— Cera de la oreja de un adulto que calce 44, no enserio yo no puedo. Saben que, es mejor que yo haga el vampi-ayuno y no vuelva al musical. — Dijo mientras de recargaba en el ataúd.

— Finalmente, pues ya perdí a Max, será mejor que yo no vuelva al colegio. — Dijo con cara triste.

— Mira Daisy, tú te rindes y te juro que rompo tu aire acondicionado. — 

— Pero Raven...— 

— Pero nada, aparte no puedes dejar a Lucia sola. —


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