Cruel Ambición | 1 | (BORRADOR)

| Crueldad 4 |

Isabelle

Anónimo

Observo el lugar.
La mansión tenía una escalinata enorme e iluminada pero al parecer allí no era la famosa fiesta ya que dentro de la casa no había ninguna luz encendida.

Rodeamos la mansión y en el jardín trasero nos encontramos con una construcción hecha de vidrio.

Para entrar al lugar pasamos por un tubo completamente oscuro con luces rojas que era lo único que nos permitía ver.

La música se escuchaba fuertemente y las luces empezaron a notarse más cuando entramos a la fiesta.

Dentro, el resplandor de luces doradas iluminaba un escenario de decadencia y deseo, donde hombres hambrientos devoraban con la mirada a las bailarinas de pole dance, y nosotras éramos las únicas flores en un jardín de espinas.

Entre risas y susurros, nos adentramos en el corazón de la fiesta, donde la tentación se mezclaba con el peligro y cada mirada era un desafío que aceleraba el pulso.

Mucha gente, muchos mafiosos, bebidas risas y drogas.

Mi amiga se reía con satisfacción a mi lado.
Juro que a veces no la entiendo.

Sin embargo todos los hombres que están aquí son relativamente jóvenes, aunque por un lado lo agradezco, no iba a ser que me cruzara con algún socio de mi padre o con el mismísimo Alder Kaufmann.

- ¿Quién organizó todo esto? - pregunto. La curiosidad me invade.

- ¿Y eso que importa? Ven vamos.

De seguro el que planeó esto es un niño mimado de papá que no sabe que hacer con su dinero...

Seguí a mi amiga hasta la barra la cual tiene todo tipo de bebidas y luces de colores en ella.

En el camino llamamos la atención de muchos hombres que nos miraban desde los oscuros sillones.

Sentía su mirada sin observarlos.

Las luces no alumbraban bien lo cual no podía ver muy bien los rostros de los que estaban aquí.

Dejo todos mis pensamientos de lado y me siento en una de las banquetas de la barra.

En menos de unos segundos ya teníamos los tragos de tequila frente a nosotras.

Miro a Clara de reojo y sonrio. No suelo hacer esto nunca pero... ¿qué mas da?

Tomo el vaso de tequila y bebo todo de un sorbo.

El líquido pasa por mi garganta dejando una sensación de fuego.

Nos reímos

- Juro que amo esta versión perra de Isa.

"Yo también" pensé.

Luego del quinto trago ya estábamos risueñas.

Bebemos otro más ya sin saber por qué o de qué noa reíamos.

Quema pero me encanta.