Cruel Ambición | 1 | (BORRADOR)

| Crueldad 14 |

Isabelle

Lágrimas ígneas

Luego de lo sucedido con mi padre y luego de haber conducido a una velocidad de morir, por la carretera, mientras las lágrimas de ira que no pude soltar en su debido momento resbalaran por mi rostro; me encuentro en un lugar que desconozco pero que ahora mismo es el único sitio donde quiero estar.
Sin nada ni nadie alrededor, más que hierbas y la ciudad de Milán debajo.

Miro mis nudillos blancos sobre el volante y mi respiración empieza a aumentar, al punto de ahogarme con ella.
Poso mi cabeza en mis manos intentando volver a la calma, pero no lo consigo.

"Eres un arma"

Esa frase hace eco en mi cabeza.
"¡No soy una maldita arma!" Digo para mis adentros, pero ¿para que decirlo así si puedo gritarlo?
Pero claro no estoy acostumbrada a gritar o a expresarme.

Eso hago. Grito dentro de mi auto.
Grito hasta convencerme de que no soy lo que el quiera. ¿Un anzuelo para sus malditos juegos?

La bocina del auto simbrona por el impacto de mis puños.

"No soy un arma"

Menos la de ellos. Si lo fuera, sería mi propia arma, no la de otros.
Están equivocados, claro que lo están. Les voy a demostrar que soy algo mucho mas que eso.

Levanto la vista y me limpio las lágrimas bruscamente.

Todo el mundo dice que gritar alivia, pero creo que no me daría un año para aliviar toda la tormenta que hay en mí. Las malditas voces de mi cabeza no me abandonan.

"Mierda, cállense de una vez"

Empiezo a concentrarme en mi propia respiración que volvía a la calma.

"Esto va a funcionar, solo ten paciencia Isabelle"

Me repito como todos los días.
Seguirles el juego es lo mejor...como todos los días.

Si, eso es lo que está bien, ir igual que ellos, no ir contra la corriente.

Debo hacer que esto sea fácil y dejar de complicar las cosas.

Intento distraerme con algo y me detengo a observar la ciudad de Milán que se encuentra metros abajo.

No sé si este lugar tiene guardabosques que chequeen la zona, porque si lo hay, seguro no me verían en donde estoy, aunque mejor para mí, quisiera pasar la noche aquí.

Una notificación de mi celular me saca de mis pensamientos.
Resoplo al ver de quien se trataba.

" ¿En dónde te metiste? "

Ignoro el mensaje de Matheo y apago el teléfono. De verdad que ahora no quiero saber de ellos y quiero finjir que soy cualquier persona normal de esta ciudad.

Luego de unos minutos, la luz de unos focos de auto capta mi atención.
Pensé que iba a ser la única en un lugar así y a estas horas de la madrugada.

Se estaciona lejos de mí, mirando hacia la ciudad.

"De seguro es una pareja" . Pienso, pero al parecer estoy equivocada.