Fiorella
-Vamos l'vitsa, necesitas poder ponerte en punta, dominar la gracia y agilidad en tus movimientos, permitirá obtener mayor fuerza en tu cuerpo- dice Svetlana. Pero siendo honesta lo único en lo que puedo pensar es en golpearla muy fuerte en las tetas.
Madonna Santa, estas semanas me ha hecho pulpa, no me ha dado descanso, desde el inicio de lo que se supone es un nuevo día, hasta muy tarde en la noche me ha "entrenado".
Según ella eso es lo que hacemos. Pero la realidad, es que todo lo que he aprendido hasta ahora son movimientos tipo contemporáneos. He de admitir que me gusta la sensación de mis músculos entumecidos por los giros y los saltos. Los split son lo mejor, admito que al principio se me hacía difícil, por no decir imposible lograrlo.
Todo eso cambió con la práctica. Svetlana siempre me repetía lo que se ha convertido en una especie de mantra.
-Constancia, esfuerzo, fuerza y control son los que te llevan al poder- no puedo estar más de acuerdo con ella.
Pero ya llevamos días en esto y sigo desesperandome. Necesito salir de aquí ya. Maldita sea, ya el año que he estado aquí ha sido un infierno.
Mientras me estiro en la posición de loto que me ha enseñado la rusa, pienso en mi estadía aquí.
Si soy realista conmigo misma, la lunática de Lucrecia ha perdido el interés en presenciar mis sesiones de castigo. Los primeros tres meses fueron una pesadilla, las palizas no daban tregua. Mi cuerpo quedaba en un estado de auténtico dolor. Pero siempre prefería que me golpearan la espalda.
No estaba segura de albergar una vida en mi vientre, pero no podía arriesgarme a exponerla al peligro. Luego cuando conocí a Svetlana, quien confirmó mis sospechas, los castigos sesaron.
Sigo sin comprender cómo es tan intocable en este lugar, admito que la mujer da miedo, pero hasta los guardias más sombríos le temen. Siempre agachan la cabeza cuando la ven o ella los llama para solicitar algo.
Claro que a pesar de su inminente miedo hacia ella, eso no los dimite de murmurar acerca de su persona. He escuchado de todo. Que está aquí porque está tan loca que el mundo de allá afuera le parece aburrido o peor aún que disfruta del estar aquí.
Loca o no, Svetlana se ha convertido en una gran amiga y admito que estar en la misma celda que ella tiene sus ventajas. Durante todo el embarazo no pasé hambre, al menos comía de manera decente, no eran las mejores condiciones pero se aseguraba que siempre estuviera llena.
Tuve la suerte de no presentar ningún síntoma como náuseas, mareos, vómitos, cambios de humor o cualquier otro signo común en el embarazo. Los meses encerradas transcurrieron, mi estómago fue creciendo y creciendo.
A mi nueva amiga le encantaba tocar mi vientre y sentir las pataditas del bebé. A veces se ponía algo melancólica y creo que incluso logré ver el intento de lágrima en su ojo mientras agarraba entre sus manos un collar, que más bien parecía un relicario. Nunca lo soltaba y siempre que lo tocaba su expresión cambiaba, es como si su mente estuviera en otro lugar.
No juzgo, me pasa exactamente lo mismo con el mío. Mientras estiro a todo lo que puedo mis piernas, recuerdos del día en que Ana me obsequio mi collar invaden mi mente. La extraño, los extraño a todos y aunque odio admitirlo también lo extraño a él.
Y más me duele el corazón al recordar al bebé que es un reflejo suyo. Solo pude verlo unos minutos antes de que me lo arrebataran.
-Deja de pensar y enfócate- Svetlana me hace una seña que indica que cambie de posición-Cada día progresamos más l'vitsa, estoy realmente orgullosa con tu progreso- no sé si es por los recuerdos dolorosos o que, pero me levanto del suelo y encaro a la rusa.
-¿Orgullosa de que mierda?- le digo riendo- Solo me haces aprender posturas y moviéndose estúpidos, ¿Qué te crees? ¿Qué lo que quiero es estar en Broadway?- en un impulso la empujo-No soy idiota, ¿Crees que esto me servirá?- cuando intento volver a empujarla, en un rápido movimiento me toma de las manos y las ubica en mi espalda inmovilizandome.
-¿Viste eso?- dice apretando mis manos haciendo que duela-Eso se llama control, soy más vieja que tú y aun así tengo el control total de mi cuerpo y si lo deseo puedo tenerlo del tuyo, ahora escucha Petrucci- dice mi verdadero apellido, recordándome de cierta manera de donde realmente vengo- Vas a seguir mis indicaciones al pie de la letra, ¿Queda claro?- pregunta, me quedo en silencio-Dije ¿Queda claro?- vuelve a preguntar.
-Queda muy claro- escupo safandome de su agarre.
-Cada vez que intentes cuestionar mis métodos, solo recuerda la razón por la que aceptaste obedecerme en primer lugar- dice mientras se aleja a sentarse en su típico lugar oscuro en un rincón de nuestra celda.
Como si pudiera olvidar lo que me impulsa a salir de este basurero, quiero sangre, quiero la sangre de todos aquellos que me traicionaron y me hirieron. Principalmente la de Lucrecia, la manera en la que sonreía cuando luchaba por tener a mi bebé de nuevo en mis brazos mientras observaba como se lo llevaba, me persigue todas las noches.
Después de los que parecieron horas de parto y con la única ayuda de Svetlana, tuve a un hermoso y saludable niño.
Mi pequeño hombrecito. El día más lluvioso que he presenciado en este infierno, en medio de los azotes del viento y de los gritos de Svetlana dandome apoyo, vino a este mundo Ayax Telnaster Petrucci. Mi hijo. Mi guerrero. Mi todo.
Jamás olvidaré su bello rostro, que siendo apenas un bebé ya traída el gesto molesto de su padre. Con el cabello oscuro como la media noche, la piel de porcelana, los mofletitos rosas más lindos y los ojos, Madonna Santa, esos ojos. Según Svetlana el término correcto es Heterocromia, mi pequeño Ayax nació con un ojo azulado herencia de su familia paterna y con el otro verde esmeralda, herencia de mi parte.
Recordando esos bellos ojos que me miraban fascinados, me pongo en la posición que hemos estado trabajando, según ella es la más difícil de todas.
Tienes que estirar una de tus piernas de manera que quede al nivel de tu cabeza mientras colocas tus brazos hacia arriba. Con la visión de mi hijo en la cabeza, poco a poco estiro mi pierna y pongo todo mi empeño en ello.
Constancia, esfuerzo, fuerza y control, son los que te llevan al poder. Me repito una y otra vez. No sé cómo pero mientras estaba enfocada en mi posición, Svetlana estaba frente a mí con una sonrisa que jamás le había visto antes.
-Muy pronto estaremos lejos de aquí- me dice imitando mi posición, lo hace ver tan fácil- Tú, Ayax y yo dominaremos el mundo y aplastaremos a nuestros enemigos- asegura, la observo sonriente, es la primera vez que sonrío en días.
-Creeme, no hay nada que desee más que poner a mi hijo sobre la sangre de los traidores que nos separaron y tenlo por hecho Svetlana, eso es lo que haré.
¡¡¡¡Madonna Santa!!!!
Besos en el poto 💋.
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Sepulcro (Próximamente en Físico)
Roman d'amourLas tragedias pueden marcarte para toda la vida. Las marcas pueden cambiarte la vida. La vida puede ser una verdadera tragedia. Fiorella Leblanc es una joven italiana que lo único que desea es conseguir un empleo para retomar sus estudios. Tras la m...