El nacimiento del Número 77

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La monotonía de la ciudad lo abrumaba: el aire contaminado, el ruido molesto de los coches, y el tráfico insoportable. Mientras mantenía sus manos en los bolsillos, Naruto observaba las nubes, pensando en su nueva vida desde ahora. Había sido transferido a la prestigiosa preparatoria Seidou en su segundo año. Después de todo, no pensaba que iba a ser fácil, pero ese no era el problema. En el fondo, una mezcla de ansiedad y emoción burbujeaba, anticipando el desafío que estaba por venir. Aunque su rostro permanecía impasible, su corazón latía con la promesa de un nuevo comienzo.

Con su mirada ahora fija en las puertas del autobús que se desplegaban hacia dentro, suspiró y bajó tres escalones hasta estar sobre la vereda. Sacando de su bolsillo su celular, deslizó durante algunos segundos hasta encontrar una línea de texto que indicaba la ubicación de la entrada al complejo. Apresurando sus pasos, analizó el terreno extenso detrás de las rejas del complejo. ―Impresionante... deben contar con 15 hectáreas de espacio― Analizó con una mirada asombrada, su voz interna mezclando admiración con un renovado sentido de propósito. Volviendo su vista al frente, alcanzó a leer el cartel que indicaba la entrada y se dispuso a entrar.

Un guardia de seguridad, vestido con un uniforme azul oscuro que portaba el emblema de la preparatoria Seidou en el hombro, se encontraba dentro de su caseta de vigilancia. El espacio era pequeño y ordenado, con una computadora antigua sobre el escritorio y una taza de café a medio terminar al lado. Salido para preguntar a qué venía, el guardia abrió la boca, pero antes de poder formular su pregunta fue interrumpido.

―Uzumaki Naruto, he sido transferido desde la preparatoria Hikarigaoka―comentó tranquilamente con una mirada impasible.

El guardia lo miró un momento, claramente buscando reconocer el nombre o la importancia del nuevo estudiante frente a él. Después de un breve instante de evaluación, asintió levemente, una muestra de profesionalismo mezclado quizás con un atisbo de curiosidad.

―Si... permíteme un momento―contestó mientras se apresuraba a revisar la computadora que tenía dentro, tecleando con dedos ágiles. Cinco segundos después salió.―Debes dirigirte al sector 4, el entrenador Kataoka te está esperando.

Mientras Naruto se alejaba de la caseta de vigilancia, su mente se enfocaba en el gran objetivo que lo había llevado hasta aquí: ganar el Koshien. Cada paso que daba hacia el sector 4 reforzaba su determinación. Sabía que el camino no sería fácil, pero la imagen de él, de pie en el montículo de lanzamiento en el Koshien, sosteniendo el trofeo de campeón, lo llenaba de una determinación férrea. Este no era solo un cambio de escuela; era el comienzo de la realización de su sueño

Los primeros pasos lo llevaron por un camino pavimentado, flanqueado por amplias áreas verdes. Árboles frondosos brindaban sombra, bajo la cual se congregaban estudiantes, sumergidos en conversaciones o en las páginas de un libro. Sus pies estaban sintiendo una incomodidad alucinante, sus zapatillas que presentaban claros signos de años de uso comenzaban a apretarle los dedos del pie, claramente debía cambiarlas

El chirrido de la ciudad quedó atrás, sustituido por el murmullo de voces y risas esporádicas, ofreciendo a Naruto una bienvenida tácita a su nueva vida. El aroma a hierba fresca se mezclaba con el de pan recién horneado procedente de la cafetería cercana, cuyo diseño moderno contrastaba con el entorno natural. A medida que avanzaba, observó cómo el paisaje cambiaba. Campos deportivos vibraban con la energía de equipos en plena práctica, creando una sinfonía de dedicación. El sonido de los bates y los ánimos de los equipos llenaban el aire, impulsando a Naruto a seguir adelante.

El sendero se estrechaba, llevándolo hacia una zona más tranquila del campus, donde el edificio asignado lo esperaba. Este lugar, de líneas limpias y diseño funcional, se destacaba por su presencia imponente. Una placa con el número '4' brillaba bajo el sol, marcando su destino.

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