{ 16 }

2 2 0
                                    

-¿Color favorito?- preguntó.

-Gris y turqueza- respondí.

-Blanco y verde- respondió, habíamos empezado con preguntas al alzar para conocernos mejor, no sé porque, nos pareció buena idea hacerlo así.

-Comida favorita- dije. 

-No tengo- respondió.

-Tortilla de papas- respondí -¿no tienes comida favorita?- seguíamos caminando.

-No, no tengo-.

-Bueno, ¿alguna que te guste más que las otras?- cambié la reformulación de la pregunta.

-Suelo comer arroz con vegetales, me gustan mucho- sonrió -este cuerpo debe mantenerse en buenas condiciones para ejercer su vocación y estar en buena forma- dijo bromeando.

-Se nota- reí -no puedes descuidarte así nomas-.

-Para una persona como yo, descuidarse un solo momento conllevará al aumento de grasa y pérdida de esta figura, por eso mismo no bebo, no fumo, no consumo comida chatarra y algunas que otras comidas que dice mi nutricionista-.

-Ahora que lo veo, no me contaste a fondo cómo surgió este amor tuyo al boxeo y si puedes desmentir el mito de que todo boxeador/a tiene problemas de ira y le gusta golpear cosas- Gian se rio ante eso.

-Bien, en primer lugar, eso no es del todo cierto, a mí me gusta el boxeo desde chiquito y solo fui violento cuando jugaba a las peleas con mis hermanos, pero no es como que de chiquito agarrara todo a golpes, la historia es un poco larga-.

-Tenemos un montón por caminar, aparte, me interesa mucho- nos miramos sonriendo.

-Bueno- suspiró -tenía 9 años, estaba dibujando, estaba tan orgulloso de lo que dibuje que se lo mostré a mis hermanos, a mi mamá, a mi abuela que estaba ahí ese día y por último a mi papá, él estaba viendo televisión, específicamente una lucha de boxeo-.

-Entonces todo empezó por una lucha de boxeo que pasaban por la tele en el momento- dije riendo.

-Si- rio también -me quede ahí hipnotizado mirando la pelea, me encanto, la adrenalina me consumió y quise aprender, desde ese día disimuladamente practicaba mis golpes y movimientos con mis hermanos cuando jugábamos a las peleas, el disimulo no me duro mucho, mi hermano mayor se dio cuenta y se lo contó a mis padres, entonces dije abiertamente que me gustaba el boxeo y quería aprender, quería saber, en ese momento la situación económica no era la mejor, aun así me apoyaron y seguí practicando peleando con mis hermanos- suspiro sonriendo -cuando por fin todo mejoro económicamente, a los 10 años me regalaron un saco y unos guantes, progrese muy bien, tanto que ya en unos meses me estaban buscando un entrenador personal, Rafael Fernández, fue quien se presentó como mi entrenador, un gran entrenador y una gran persona- finalizo sonriendo melancólico.

-¿Has participado en campeonatos?- pregunté.

-Luego de 2 años de entrenamiento y dedicación, a mis 12 años me metí a los campeonatos juveniles, a lo largo de 4 años seguidos he ganado 4 medallas como ganador en primer lugar, avance a los campeonatos adolescentes, a los 16 gane mi primera medalla en primer lugar en esa categoría, ahora con 17 voy por la segunda- estaba sorprendida, pero más que nada feliz, porque él estaba feliz, su energía me contagiaba

-Vaya, al final se te dio muy bien el boxeo-.

-Sí, ni yo me lo esperaba en un principio, ahora, aspiro a ser el mejor y sé que lo seré-.

-Si, también estoy segura de que lo serás, le has echado todo tu esfuerzo, dedicación y empeño, te lo mereces- vi cómo se sonrojó.

-Gracias, no estoy acostumbrado a recibir halagos- rio levemente.

-¿Estás bromeando? ¿cómo que no has recibido halagos?-.

-O sea sí, pero son de personas externas, no pinchan ni cortan en mi vida tampoco me generan sentimiento, que lo diga una persona tan íntima mía como lo eres tú, si me causa sentimientos- entonces me sonrojé yo también.

-Por ver tu sonrisa y escuchar tu risa podría estar diciéndote halagos todo el día, claro, sin mentir- me miró sonriendo, caminamos hasta llegar a la plaza donde tomaríamos rumbos distintos para llegar cada uno a su casa -nos vemos mañana en la escuela Gian-.

-Nos vemos Lia, cuídate- me abrazó repentinamente, yo le correspondí el abrazo.

-Igualmente Gian- me separe levemente y con valor le plante un beso en la mejilla, me di la vuelta y camine rápido, iba toda nerviosa y roja, parecía un sueño, estaba tan feliz de lo que hice, del día, de como la pasamos, de que se pudo abrir conmigo, llegue a mi casa en una hermosa y feliz burbuja de ilusión, mis pensamientos y felicidad se vieron interrumpidos cuando me empezaron a doler los pulmones y la panza, se me empezó a dificultar respirar, me arrodille en el suelo tratando de estabilizarme, pero solo empeoro, la tos crónica se hizo presente, me empezaron a dar arcadas, mis ojos lagrimeaban, termine vomitando, una mezcla de vómito y sangre ya hacía en el suelo, yo seguía tosiendo, lloraba ante en dolor, los pulmones me fallaban y sentía que el corazón también, me desestabilice cayendo bruscamente en la vereda, termine perdiendo la conciencia ante el golpe y sentí como mi corazón se quedaba quieto de a poco.

Desperté, estaba agitada, estaba en una camilla, la habitación estaba solitaria, me sentía débil, sin fuerzas, cansada a más no poder, sabía que estaba en el hospital, así que me tranquilice, seguía viva y eso era lo que importaba, no podía moverme, tenía máscara de oxígeno y un montón de cosas conectadas, tome conciencia y trate de mantenerme equilibrada, obligando a que mi cuerpo mueva aún que sea un dedo, lo deje estar mientras trataba de recordar lo último que viví y todo lo demás por las dudas, simplemente espere, espere a que alguien entrara a la habitación, fui escuchada, pues entro una enfermera con papeles en mano, vio que estaba despierta, trate de decir algo, pero estaba muy cansada.

-Al fin despertaste, no te esfuerces ni hagas nada, espera que llame al doctor- se fue sin decir más nada, a los minutos entró el doctor que me atendía desde el día que descubrí todo.

-Hola Amalia- dijo feliz -es un milagro que estés despierta, más que nada viva después de lo que sufriste, si no llegabas a tiempo, hubiese sido demasiado tarde-.

-¿Qué día es? ¿qué hora es?- dije con dificultad mientras el doctor me revisaba.

-Son las 17:34 y hoy es martes- [¿martes?] me sorprendí y puse nerviosa [pero si era jueves la última vez que estaba consciente...] -has estado 6 días en coma, hoy es martes 15-.

*Como Neoplasia Al Corazón*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora