Capitulo 2

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"El sol nace aunque nubes lo enmascaren"







Gustabo caminaba lentamente por las calles, con la mirada perdida y los hombros caídos. Su rostro refleja una profunda tristeza, con los ojos cansados y la expresión apagada. Cada paso parece pesarle más que el anterior, como si el peso de sus preocupaciones se hubiera instalado en su espalda.

Al llegar a la comisaría, suspira con resignación antes de entrar. Sus ojos buscan desesperadamente alguna señal de esperanza en el lugar. Al acercarse al mostrador, su voz tiembla ligeramente al preguntar por la posibilidad de unirse a la fuerza policial.

— Hola — Saludó, con una pequeña sonrisa en su rostro hacia el que parecía ser comisario por su credencial.

El peligris lo ignoró, atendiendo a otras personas quienes estaban levantadas de sus asientos.

Se sintió fuera de lugar, habían personas que parecían gritar una denuncia y algunos agentes saliendo de una puerta con el equipaje listo.

Miró como los policías eran más altos que él, más robustos y tenían seguridad. Ellos pasaron por su lado, ignorando al comisario que estaba lidiando con las personas.

— ¿Pueden calmarse? Tomen asiento y sus denuncias serán atendidas — Tiene un acento algo raro, Gustabo supuso que no era español que estaba acostumbrado — Conway va a llegar y no le gustará nada.

— ¡Queremos denunciar! ¡Nos tienen aquí desde hace dos horas!

El comisario inhaló profundamente, acariciándose el puente de su nariz recta.

— ¿Qué mierda está pasando aquí? ¿Son imbéciles? ¡¿Por qué cojones están levantados como si fuera el jodido parque central?! —Gustabo ante esa voz imponente tembló y se hizo pequeño.

Luego, visualizó a un hombre alto, de camisa blanca y pistoleras. Viéndose enojado, con una porra en la mano y su ceño fruncido.

—¿Quieren que reparta porrazos? ¡¿Por qué tengo yo que dar orden en esto?! ¡¿Dónde están los putos alumnos, los oficiales?!

Vaya, Gustabo ya estaba arrepintiéndose, ese hombre se veía muy violento, ya era suficiente teniendo uno en casa.

—Superintendente, cálmese — Dijo el comisario, viendo las ganas que Conway tenía de repartir porrazos.

Superintendente.

Con que él es el famoso Superintendente, el que se creía el rey de la ciudad.

Carraspeó para hacerse notar cuando las personas estaban sentándose, teniendo orden.

— Super —Llamó despacio y el pelinegro lo observó de abajo hacia arriba.

— ¿Super? ¿Esa confianza? —Se acercó peligrosamente a él, agarrando fuertemente la porra —¿Quieres que te dé un buen porrazo?

Gustabo tragó saliva al tenerlo muy cerca.

— ¿Por qué no te sientas tú también? ¿O esperas que te meta la porra en el culo?

— No, es que... Quisiera hacer las oposiciones —Dijo con un sonrojo en sus cachetes —Necesito este trab-

—Vete a la alcantarilla de dónde vienes — Escupió, antes de que termine de hablar — No quiero más inútiles y tú pareces ser más inútil que toda mi malla entera. ¡Largo!

Sus esperanzas se desvanecen cuando el superintendente se dió la vuelta y se desapareció de su vista , y el comisario le dijo que ya podía irse. La decepción se refleja en su rostro, y un nudo en su garganta parece impedirle hablar. Sabe que esta noticia solo empeorará las cosas cuando regrese a casa.

Silencios Rotos🚬 [INTENABO] +18Where stories live. Discover now