𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟓

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CAPÍTULO 5
"RESCATE A 4 RUEDAS"

🏁🏎🏁

—¿Algo?

Alycia negó hacia su hermana mientras dejaba el teléfono sobre la mesa del lugar donde se estaban quedando.

—Nadie de nuestros contactos sabe de Letty —explicó.

—¿Dónde puede estar? —indagó en voz alta Gisele sentada frente a ella.

—No lo sé, y creo que no lo sabremos hasta que ella o quien se la haya llevado lo quiera.

—¿Crees que... debimos decirle a Dominic que está viva?

La gemela mayor dejó escapar un largo suspiro de sus labios antes de responder a ello.

—En este punto, tampoco lo sé, Gi. Dominic y Brian demostraron algo al salvarnos la vida, pero aún así, de qué serviría decirles. Si ella quisiera volver con él ya lo habría hecho, ¿no lo crees?

Gisele escuchándola, asintió lentamente, pero sintiéndose mal por ocultarle la verdad al hombre que había demostrado amar ferozmente a Letty.

—Además, no importa si ella está viva o no, Braga los buscará tanto a ellos como a nosotras para ajustar cuentas —aseguró la mayor de ellas—. Debemos estar más alertas que nunca —Alycia dejó su asiento y observó por la ventan del lugar—. Braga vio cuando los chicos nos salvaron, debe pensar que estábamos con ellos desde el inicio.

—Incluso teniendo que huir, puede ser peligroso —agregó Gisele—. Deberíamos irnos del país.

—¿Qué lugar propones, hermanita?

—Cualquiera que no sea México.

Ambas sonrieron divertidas en medio de su situación, sabían muy bien que el hombre que fue su jefe huiría allí con la intención de protegerse de las autoridades estadounidenses. Y estaban en lo correcto.

🏁🏎🏁

Varias camionetas revolvían la arena de la frontera mexicana a su paso, se dirigían a una iglesia en medio de la nada, donde Braga quería asistir.

Todos sus hombres bajaron para escoltarlo y proteger el lugar mientras estaba dentro.

—Bienvenido a la casa de Dios, señor Braga.

—No te preocupes, padre —dijo al sacerdote— todo va a salir bien. Maravilloso, para ayudarnos a llegar al cielo.

Mencionó mientras le ofrecía un maletín con mucho dinero dentro, claramente, producto de sus crímenes.

—Gracias... —dijo el hombre viéndose en la obligación de recibirlo, si no quería sufrir las consecuencias de rechazar la ofrenda de un narcotraficante— recibe la bendición.

Dibujando una cruz con el movimiento de sus manos, bendijo a Braga.

—En el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén.

Así mismo él se persignó y tomando el maletín, dejó la iglesia.

Braga pedía por bendiciones y favores en medio de murmullos cuando el sonido de un arma apuntándole llamó su atención.

—No estás perdonado.

El hombre se veía algo sorprendido, pero aún así haría todo por salvarse.

—¿Ustedes dos, quieren arrestarme? ¿Aquí mismo?

—Esa ya no es opción —aseguró Brian que al igual que Dominic estaba armado.

𝐃𝐑𝐈𝐕𝐈𝐍𝐆 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐎𝐑𝐋𝐃Donde viven las historias. Descúbrelo ahora