Te quiero. Amo todo lo que eres. Te amo. Sé que son palabras que los adolescentes dicen a menudo, muchas veces de manera prematura y sin estar demasiado justificadas. Imagínate a todas la persona que conoces a lo largo de la vida. Son muchísimas. Aparecen en forma de oleaje; unos vienen y otras se van con las mareas. Algunas olas son más grandes e impactan con más fuerza que otras. Algunas de estas olas vienen acompañadas por cosas que arrastran desde lo más profundo del mar y que lanzan en tu orilla, dejando una marca que demuestra que esas personas han estado allí, aunque haga mucho tiempo que la marea retrocedió.
Y eso era lo que me estaba transmitiendo al decir "te quiero". Me estaba diciendo que yo era la ola más grande con la que se había topado. Y que había dejado tantas cosas en su orilla que mi marca siempre pertenecería en su playa, aunque la marea se retirara. Aunque el oleaje subiera y fuera suficientemente agresivo para arrasar con todo. Pasara lo que pasara su marca seguía ahí.