❝¡Entrenadora Freen!❞ (Freenbecky)

Capitulo Final

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Las gotas de lluvia golpean con fuerza los ventanales en la casa de Becky, afuera una gran tormenta parece estar formándose pero a Song parece no importarle.

Camina a paso apresurado hasta el sofá, subiéndose con cuidado. A su lado, el móvil de su madre se encuentra y con su pequeña mano sujeta el teléfono de casa.

Becky se encontraba en su habitación durmiendo la siesta, y Song se había quedado en la sala viendo Tiana y el sapo. Moviendo las piernas con algo de nerviosismo, Song comienza a teclear el número que se encontraba en la pantalla del móvil de su madre.

— ¿Si?— La voz de Freen suena rápidamente en la otra línea, haciendo sonreír a la pequeña.

— Hola, entrenadora Freen.

— Song, hola— La rubia suena un tanto desconcertada — ¿Como tienes mi número?

— Lo he mirado del móvil de mamá sin que se diera cuenta.

Freen frunce el ceño al escucharla, un tanto confusa.

— ¿Está todo bien?

Song suspira y niega, a pesar de que la rubia no puede verla.

— Creo que no.

— ¿Que ocurre?— Freen pregunta un tanto preocupada

— Mamá está muy triste.

Aquellas palabras son como un balde de agua fría sobre Freen, quien suspira al escuchar a la pequeña.

— Song...

— Tía Irin me ha dicho que los adultos también se asustan, y a veces mi mamá tiene miedo. Como cuando yo tenia pesadillas y mamá me construyó un fuerte contra los malos sueños.

Freen aprieta los labios, sintiendo una presión en su pecho.

— Y sé que si mi mamá se entera de que te he llamado se va a enfadar conmigo, pero no me gusta que esté triste. Y bueno, tú también parecías triste ayer antes de irte y siempre se ven felices cuando están juntas así que he pensado que si tal vez vienes a verla las dos se pondrán contentas, ¿Sabes? Pero no tienes porque hacerlo, tan solo...

Song realmente suena preocupada, triste. Y Freen piensa que ninguna niña de siete años debería estar triste por su culpa, mucho menos ella.

— Amor, estaré allí en quince minutos— Es todo lo que dice con cariño, levantándose de su sofá.

— ¡Gracias Freen!

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— Son las mejores, ¿Ya se los había dicho ya?— Becky dice con una sonrisa en el asiento del copiloto del coche de Irin.

Song quien se encuentra en la parte trasera del coche sonríe antes de darle un sorbo a su chocolate caliente, para seguidamente asentir.

— Unas siete veces desde que hemos salido de casa Becky, pero nos encanta escucharlo— Irin dice felizmente, concentrada en la carretera frente a ella.

Song y Irin la habían despertado esa misma noche de su pequeña siesta, diciéndole que irían a su cafetería favorita a por algo de chocolate caliente. Aquello ciertamente había animado a la Tailandesa, quien definitivamente necesitaba distraerse con algo más que lo alejara de sus horribles pensamientos.

— ¿Estas más contenta, mami?— Song pregunta, haciendo que Becky se gire en el asiento para mirarla.

— Mucho cariño, gracias.