❝¡Entrenadora Freen!❞ (Freenbecky)

Epílogo

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  4 años después:

Los últimos minutos son los más estresantes para Becky, quien se encuentra sentada en las pequeñas gradas junto a Irin y Nam. Los nervios le hacen morderse las uñas y no quiere imaginarse ni por un segundo como tiene que estar Freen.

Freen, que se encuentra sentada en el banquillo, parece estar mil veces peor que ella. Durante el partido, la rubia no puede parar quieta, se mueve de un lado a otro, grita de vez en cuando cosas a los chicos, instrucciones y suelta pequeños insultos cuando alguien del equipo contrario comete una falta. Pero en los últimos minutos, siempre estaba callada y quieta, como si guardase el aire hasta el último momento.

Y por seguido, no quiere imaginarse a su pequeña hija de diez años, atenta a la pelota que se mueve con rapidez de un lado a otro del campo. En la portería, Song parecía demasiado concentrada como para parecer nerviosa.

Becky tenia una especie de amor-odio con esos momentos de los partidos. Odiaba los nervios a flor de piel, la manera en la que cuando el marcador dictaba los últimos minutos se comenzaba a sentir un tanto mareada, la forma en la que a veces, se mordía el labio inferior hasta hacerlo sangrar.

Pero a la vez, amaba todo lo que aquello traía, amaba tener a Irin y Nam siempre a su lado, tomadas de las manos casi tan nerviosas como ella, amaba la emoción y la adrenalina cuando el tiempo terminaba y el equipo de Song resultaba ganador, amaba abrazar a su hija con emoción y besar a Freen con entusiasmo

Así que cuando el tiempo termina y el marcador se encuentra 5-3, Becky y Irin saltan de sus asientos para gritar, repletas de emoción.

Y entonces, su parte favorita de todos los partidos. Song salé disparada hasta donde Freen se encuentra, lanzándose a sus brazos para abrazarla con fuerza. El resto del equipo la imitan, corriendo hasta su entrenadora para celebrar que lo habían logrado, habían ganado.

Y es algo tan simple como eso, pero era la parte favorita de Becky. Su corazón se llenaba de cariño y orgullo, y una sonrisa siempre se dibujaba en su rostro mientras las miraba. Queriendo guardar aquella imagen para siempre.

— ¡Hemos ganado!— Song exclama con emoción cuando Becky llega hasta ellos, lanzándose a sus brazos para abrazarla con fuerza.

— Han ganado, amor — Becky asiente con la mayor sonrisa en sus labios.

Song se separa para mirar a su madre y a sus tías

— ¿Has visto como he parado ese gol casi al final? ¡A sido alucinante!— La pequeña salta de la emoción y Becky solo puede soltar una pequeña risa.

— Si que lo ha sido preciosa, lo has hecho genial.

Song sonríe antes de abrazar a Irin.

— ¿Que te ha parecido?— Le pregunta con ojos brillantes de emoción.

— Me ha parecido, que eres la mejor portera del mundo.— Song suelta una pequeña risa y asiente.

— Si lo dices tú será porque debe ser verdad— Song dice y Irin ríe.

— Has estado increíble, bebé— Nam dice con cariño.

Song la abraza también, repleta de emoción porque todas sus personas favoritas se encuentran ahí para ella.

— Gracias tía Nam.

Becky las observa con un agradable calor en su pecho, sintiendo que esto es finalmente lo que siempre había querido. Su pequeña familia.