Prisionero

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- ¿C-Cómo que todavía no has acabado? - dijo Tony, su cara palideciendo de repente.

Maya no respondió, en vez de eso, se volteo y se dirigió hacia el closet, lo abrió y sacó una bolsa oscura, tenía un corazón blanco amarrado con cadenas en el frente.

- ¿Eso es l-lo que pienso que es? - pregunto Tony, ahora claramente asustado.

- Si. Extiende tu brazos y pies. - le respondió de manera imperativa. 

Tony obedeció, pues ese era su rol. Extendió sus manos hasta que tocaron el borde de la cama de igual manera extendió sus pies hasta que salieron del colchón. Escucho como se abría el cierre de la mochila y escucho objetos metálicos chocando uno contra otro.

Tembló cuando sintió el frío de las esposas contra sus manos; y cuando escucho el click que confirmaba que estaba asegurado a la cabecera de la cama, intentó mover sus manos y sintió un poco de preocupación al ver que no se movieron ni un centímetro. Después de que Maya asegurara sus pies, lo intentó de nuevo y obtuvo el mismo resultado.

Estaba completamente inmovilizado, un prisionero.

Escucho como se abría la puerta de la habitación y unos pasos que se alejaban, después escucho como se cerraba la puerta.

- ¿Maya? - pregunto Tony, sin respuesta alguna

1 minuto, 2 minutos, 5 minutos, 10 minutos, 30 minutos. Ya iba mas de una hora según el reloj al lado de su cama y todavía no regresaba Maya. Su parte trasera había dejado de dolerle, pero ahora sentía frio por estar desnudo, y por estar amarrado estaba impotente de hacer algo.

Se estaba quedando dormido cuando la puerta se abrió, se asustó e intentó levantarse de la cama, pero las esposas se lo impidieron.

- ¿Cómo fuiste tan mala para dejarme aquí como un perro? - le preguntó a Maya.

- ¿Este es el chico que me dijiste? - preguntó una voz misteriosa, de un hombre, a juzgar de lo grave que era.

- ¿Quien eres? - dijo Tony sin intentar ocultar el miedo en su voz.

- Es un amigo - le respondió Maya con voz tranquilizante - viene a divertirse un rato contigo.

- ¿Que? ¡No! , ¡Yo no soy homosexual, ni siquiera bisexual! - dijo casi gritando, muy indignado. 

- ¿No? ¿Y lo de hace rato que fue?, estabas gimiendo como puta - le respondió Maya - ¿O vas a fingir que no te encantó?

- No esté... emm... - no sabia que contestar, decir que no le había gustado sería la mayor mentira en la historia - eso fue una excepción. - no estaba convencido de su respuesta, y noto que ella pensaba lo mismo.

- Seré gentil - le respondió el hombre misterioso. Tony vio por el rabillo del ojo veía que era de raza oscura. 

Intentó moverse y, obviamente, no pudo. Maya vio esto.

- No es como que tengas muchas opciones, ¿sabes?. - le dijo Maya de manera burlona.

- Maya, por favor no lo hagas. - le rogó Tony.

- ¿Puedes salir un momento? - dijo Maya dirigiéndose al hombre.

-  Claro. - dijo mientras se dirigía a la puerta.

Cuando salió, Maya cerró la puerta. Camino hasta la cama y se sentó a un lado de Tony.

- ¿Tu me amas, Tony? - le pregunto, mientras le acariciaba el pelo.

- Tu sabes que si, per- 

- Entonces haz esto por mi. - lo interrumpió - Yo tambien te amo, y sabes que siempre voy a querer lo mejor para ti - hizo una pausa - En la mañana, cuando usé el cinturón contigo, me di cuenta que tienes un lado reprimido, y quiero ayudarte a encontrarlo, porque te amo.

La habitación se quedó en silencio, Maya seguía acariciando su pelo y lo único que se escuchaba era alguien en la cocina sirviéndose agua, debe de ser el hombre pensó Tony.

- ¿Y quién es ese amigo tuyo?

- Un amigo de la infancia - contestó rápidamente - si le das la oportunidad te aseguro que no te vas a arrepentir, será cuidadoso contigo.

Tony cerró sus ojos; él nunca había sido un homosexual, los consideraba raros desde que en su primaria había uno, el y sus amigos le hacian bullying. Nunca había pensado en que podría ser gay, desde siempre le habían gustado las mujeres, pero ¿que tal si era bisexual?. Mientras pensaba esto también recordaba lo bien que se había sentido hace un rato, no sabía que se podía excitar tanto con algo así. Entonces ¿que quería en realidad?.

Cuando Maya estaba dentro de mí se sentía muy bien -  pensaba - ¿se sentira asi con un pene de verdad?, supongo que solo hay una manera de saber.

- Esta bien - le dijo finalmente - pero si digo que pare, lo hará.

- Si amor - le dijo con una sonrisa en su cara - voy a buscarlo.

Tardó poco, mientras tanto Tony se moría de los nervios, y la vergüenza que sentía lo hacía sonrojarse.

- Volví - se volteo hacia el hombre - recuerda tener mucho cuidado, es su primera vez.

- Por supuesto.

- Tony... - dijo Maya; mientras se agachaba para mirarlo a los ojos y, cuando estuvo a la altura, se acercó y lo besó suavemente en los labios.

Esto fue suficiente para hacer que Tony se olvidara de todo, el frío se hizo calor y su cuerpo tenso se relajó. Su mente dejó todos sus pensamientos y solo podia pensar en lo mucho que quería a Maya. Para Tony, un beso de Maya era mucho mejor que cualquier otra cosa en el mundo.

Finalmente se separaron y Maya se alejó y salió de la habitación, sin cerrar la puerta cuando se fue.

- ¿Estas listo? - le susurró el hombre al oído. 

- Si.

Tony volvió a sentir esa familiar sensación entre sus nalgas, el frio lubricante que el hombre le estaba echando para facilitarle su entrada, sintió un dedo que entraba a esparcirlo dentro de el. Poco a poco iba lubricando su ano y cuando estuvo listo, sintió como se movió la cama con el peso de alguien subiendo. Tony cerró los ojos con fuerza, preparándose.

Lo primero que sintió fue la punta, rozando su ano y tentandolo. Estaba caliente, a diferencia del dildo y solo podia imaginarse como se sentiria dentro de el.

El hombre fue entrando poco a poco en el, no fue tan doloroso esta vez ya que ya había perdido su virginidad anal, sin embargo aún estaba apretado y por eso fue con calma. Cuando estuvo enterrado hasta adentro Tony intentó moverse y no pudo; esta era una sensación completamente diferente, sentia el pene palpitar contra las paredes de su recto, también escuchaba al hombre respirando de pesadamente. Después de un tiempo así el hombre retrocedió y volvió a meter su pene, ahora un poco más rápido. Y de nuevo salió y volvió a entrar, una, dos, tres veces; Tony estaba mordiendo la almohada con todas sus fuerzas y sentía como el sudor de aquel hombre le caía en la espalda.

La cama rechinaba con cada una de sus embestidas, ahora más frenéticas puesto que el hombre sentía la necesidad de acabar, no le importaba si le hacía daño, ahora lo unico que queria era alcanzar el orgasmo.

- Uff... voy a acabar - le dijo el hombre, exhausto.

- No lo hagas adentro - dijo Tony, al final de la oración soltando un gemido.

El hombre siguió embistiendo contra el ano de Tony. De repente, saco su pene de dentro de el y en una serie de gemidos y la cama temblando, Tony sintió como caían chorros calientes en su espalda baja y sus nalgas, uno tras otro, no creía que fuera humana posible que alguien pudiera sacar tanto semen en el orgasmo.

Finalmente acabó, 13 chorros había sentido Tony caer sobre el; y el único sonido que quedó en la habitación era el de las respiraciones de los dos, intentando recuperar el aire.

- Que buena toma la del final - dijo Maya, rompiendo el silencio.

Tony abrió los ojos de repente, y lo que vio lo dejo pasmado. Maya estaba en un lado de la habitación, detrás de un trípode apuntando hacia la cama, grabando el acto.


50 corridas de TonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora