El arte de sonreír

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Mi nombre es Carly y yo vivía muy feliz, era una niña como cualquier otro, sin ninguna dificultad para la escuela, aprendí a hablar y a caminar antes del año de nacer, y tenía una vida perfecta, muy buena educación, comida, una muy buena economía, un hogar y lo más importante de todo...unos padres que me querían, mi único defecto es que a pesar de mis buenas calificaciones, yo no era muy sociable, me costaba trabajo entablar amistad y conversaciones con niños de mi edad, porque la mayoría de ellos solo pensaban en hacer tonterías y jugar...yo no, yo en todo momento pensaba en lo único que me apasionaba, las pinturas, los colores, las hojas en blanco y los artistas...jamás olvidaré mi primer visita a un museo...

Maestra:bien clase, los quiero a todos aquí, formados en fila, muy bien, eso es, ahora, realmente espero que se la pasen increíble en este día jugando y aprendiendo al mismo tiempo

Elmer:perder el tiempo más bien, en otras palabras

Susurro el bravucón de mi salón a varias de sus malas amistades, las cuales soltaron una risita despectiva, yo los mire con el ceño fruncido.

Carly:como si ese par de cabezas huecas supieran diferenciar el buen gusto

Una voz femenina hablo a mis espaldas, como si supiera que era lo que yo pensaba hacer y como si fuera la voz de mi consciencia.

Elizabeth:se muy bien que es lo que piensas hacer y es una estupidez

Carly:solo pienso hacer un par de cosas para ponerlos en su lugar nada más, yo no soy como las princesas del cuento de hadas en busca de un príncipe que llegue a su rescate del rudo y cruel dragón

Elizabeth:lo único que vas a lograr es que te den una molida a golpes, cómo las otras veces

Carly:y que?

Elizabeth:créeme, porque crees que eres su objetivo predilecto?, Porque de entre todas sus víctimas tu eres la unica que le haces frente

Carly:no me voy a poner a besarle los pies a un bravucón si es lo que piensas, en todo caso el es el cobarde por golpear incluso a mujeres

Elizabeth:yo solo digo que no cometas la locura de hacerle frente a él y a sus amigos, es muy distinto a andar de esclava de servicio

Elizabeth era la única niña con la que hablaba, de ahí en fuera, cuando intenté entablar conversaciones con mis compañeros de clase y intentar convencerlos de hacerles frente a sus miedos, pero ellos lo único que hacían era verme como si yo estuviera loca, me daban la espalda a mi y a mis ideales y se iban sin decirme nada, en cierto modo ese fue uno de los motivos por el que me alejaba del mundo...el comentario de la niña me molestó más por lo que decidí desquitarme del único motivo que vi posible en ese entonces al ver qué ella abrazaba...

Carly:hasta cuándo vas a dejar de ser tan infantil y dejaras de abrazar y adorar a los unicornios de peluche?

Ella me miró con un gesto severo.

Elizabeth:yo solo quería ayudar y evitar que te golpearan

Y se dio la vuelta y se alejo, haciendo un coraje...yo feliz de haberme salido con la mía, camine por el museo, nada de lo que había por ahí parecía captar mi atención, la ciencia, simplemente no era lo mío, además de que era algo que los maestros enseñan a diario, para eso mejor me hubiera quedado en el aula de clases, la historia igual, incluyendo los dinosaurios, jamás entendía ni entenderé porque eran tan llamativos para los niños en especial...entonces en el salón de arte entre y los vi, varios recuadros, varios colores, paisajes, personas, obras, pinturas...pero la que más me enamoró fue...la pintura de una mujer, una mujer que parecía tener una mirada seria, pero justo en la boca tenía un gesto que parecía ser todo lo contrario, una sonrisa a medio labio.

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