Kim Seokjin era muy tonto a sus 18 años, tan tonto que una vez sus mejores amigos Kim Taehyung y Choi Wooshik lo convencieron de vender sus espermas en una clínica y solo así completar el dinero para el concierto de Eminem que habría en Seul.
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Las pisadas de su caminar se detuvieron en el instante en que su automóvil se encontró frente a él, listo para andar.
Parecía que todo estaba envuelto en un desastre que no comprendía por más que pensará en ello. Era claro que asimilar que ahora tenía un hijo no iba a ser fácil, pero la verdad era que le temía más a lo que fuera a pasar de ahora en adelante, que al mismo hecho de que es papá.
Con pensamientos al límite, condujo su auto por la caótica Seúl, dejando a su paso aquel hueco enorme que se comenzaba a formar dentro de su estómago. Las imágenes de las veces en las que veía a su amigo durante la asistencia al servicio militar, invadieron su mente, inundando cada parte de ella hasta sentir como la ansiedad le consumía.
Él nunca quiso tener un hijo, él no sabía cómo criar a un hijo, él no sería un buen padre, entonces ¿Qué debía hacer?
Huir sería lo más claro para él, pero no podía hacerlo. Taehyung no merecía eso.
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