Kim Seokjin era muy tonto a sus 18 años, tan tonto que una vez sus mejores amigos Kim Taehyung y Choi Wooshik lo convencieron de vender sus espermas en una clínica y solo así completar el dinero para el concierto de Eminem que habría en Seul.
Proba...
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El ambiente se había tornado algo melancólico, Taehyung se encontraba sosteniendo a su pequeño entre sus manos mientras su mirada se perdía en el triste paisaje que se le mostraba al frente. Jungkook quería hacer algo por él, pero las opciones eran muy limitadas.
Sabía que debía ser comprensivo ya que la noticia dada no era cualquier cosa, pero ahora temía que su hermano llegará a tener un recaída, no quería volverle a ver mal. -Hyung, lo de hace un instante-...
-Kook...-su voz fue tan baja como el sonido de la brisa, que apenas pudo notarla -¿Qué debo hacer?- el rostro ajeno se dejó ver y pudo por fin percibir las lágrimas siendo derramadas sobre todo su rostro. Giró el volante y estacionó el carro en el lugar más pronto.
-¿Qué sucede, Tae?- sus manos acurrucaron el rostro de su hermano, intentando darle aquella calidez que necesitaba.
-Kook, Juwon es solo mío, es solo mi bebé- el llanto no se hizo esperar llevando de la mano la triste sensación que le daba la realidad.
Sus brazos envolvieron a su hermano, haciéndole saber que él continuaba a su lado. Tae tenía problemas, y claro que lo sabía, pero eso no le impedía ser un buen padre. El merecía serlo.
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