Pasaron unas cuantas horas en las que Bee permaneció enroscada tratando de calmar su panza que le reclamaba a través de rugidos estomacales que lo alimentara.
Desde que escapó de la estación no ha comido nada.
Un ruido la hizo alzar la cabeza encontrándose de nuevo con ese gato que le dejó un pedazo de carne de algún juguete delante de ella - Come. - Ordenó una voz autoritaria - Sé que mueres por clavar el diente en algo. - Volvió a su comportamiento cínico.
Bee miró el pedazo de carne con asco. Nunca comería algo que perteneció a un ser pensante. De nuevo sus tripas rugieron al sentir el aroma crudo del alimento. Lentamente se acercó a medida que abría la boca dejando ver sus colmillos.
- ¡No! - Retrocedió negando bruscamente - No voy a comer nada que provenga de un pobre experimento. - Miró con odio al mayor que mantuvo su sonrisa en todo momento para después acercar con su cola una hamburguesa envuelta.
- Está vencida, pero igual a nosotros no nos afecta la comida echada a perder. -
Pero ella no se aproximó para revisar el nuevo alimento que le había dado.
- Ya deja de jugar y acaba conmigo de una vez por todas... - Pidió suplicante.
Por segunda vez jaló de la cadena haciendo que el collar la ahorcara un poco - Escúchame bien. Basta de pedirme que te asesine o en si quiera pensar en morir a propósito. - Bee quedó inmóvil ante la exagerada cercanía que mantenían - Desde ahora eres mi amada esposa. Tú me perteneces. Grábate eso en tu mente. - Susurró amenazante en los oídos de la minina que se doblaron hacia atrás - ¿Te quedó claro? - Asintió enojada por el hecho de ahora estaba atada a este fanático.
Sin más la soltó y agarró con su boca el pedazo de carne para no desperdiciar comida. Bee le sacó la envoltura a la hamburguesa.
Al dar una pequeña mordida arrugó la cara por el mal sabor de los condimentos vencidos. Pero era mejor esto a tener que recurrir al canibalismo.
Además que no le traería ninguna consecuencia. Aunque por alguna la razón la carne estaba tan deteriorada. Masticó y tragó incomoda por los malos sabores que degustaba su paladar.
Nap miraba perversamente como su amada devoraba todo sin cuestionar nada más.
"¿Cómo hará que coma la carne?" Cuestionó una miniatura de Picky Pidgy.
"Es más sencillo de lo que crees" Usando sus garras cortó de un Bunzo Bunny un pequeño trozo de carne que le entregó a un Kickin Chiken que se relamió el pico "Cocínalo para que no se sepa tan crudo y no te lo vayas a comer" El pollo acató la orden y se retiró. Nap regresó su vista al inerte conejo teniendo algo en mente. No estaría mal hacer una prueba con el autocontrol de su querida minina. Descuartizó otro pedazo y arrojó el resto a los hambrientos Mini-Smilling.