Después de recorrer un tramo de cuevas se detuvieron en una zona llena de tétricas esculturas y montículos de experimentos. Observó a CatNap desde el suelo. Quien portaba una mirada maravillada por sus obras. Siempre dedujo que todo lo que casaba se lo comía junto a los Minis Smilling´s.
Detenidamente examinó el cuerpo de su contrario. Notando que las costillas y la pelvis se le marcaban. También sus patas habían perdido musculatura.
¿Ha estado dejando de comer lo necesario por estar contrayendo estatuas para el Prototipo? Es un completo bulímico. Y ella estaba yendo por el mismo camino por su mala alimentación.
Solamente ha estado consumiendo las sobras vencidas que Nap encuentra en las máquinas expendedoras.
Cada vez el hambre se volvía más intolerable. No sabía cuánto más podría resistir. Terminaría perdiendo la cordura y eso era lo que él quería que ocurriera.
El aroma a carne se introdujo en su nariz inevitablemente despertando su vacío estómago que se revolvió ante el apetitoso hedor. Se relamió los labios deseando poder clavar los dientes en algún experimento para callar los llamados del hambre.
Sacudió la cabeza sacándose esa idea de la mente. No quería convertirse en otra criatura carroñera. Lamentablemente tarde o temprano terminaría dejaría de resistir y cedería como pasó con los demás.
Nap se dio cuenta que ella no se hallaba prestando atención al discurso que se estaba aventado. Tenía una cara ida. Como si se hubiera desconectado completamente de la realidad y su consciencia se encontraba en otro plano.
Por primera vez no la estaba mirando con placer al contemplar su perturbación. La miraba como si fuera esa niña de la que se enamoró hace 10 años. La estaba mirando como cuando ella lo buscaba para jugar a las atrapadas.
Creía que Bee: La minina con rasgos de abeja. Y Bee: La niña que tenía posibilidades de gustarle. Eran personas distintas y opuestas. Antes Nap estaba convencido de ambas eran la misma. Ahora ya no se sentía seguro de lo que pensaba.
Él la tocó por arriba de la cabeza provocándole un leve susto - Emily. - La mencionada al oír ese nombre experimentó una punzada en sus pecho. Con un destello de asombro vio al más grande directamente a sus cuencas.
- ¿Theodore? - Cuestionó con sus orejas y antenas levantadas, hace tanto que no escuchaba su propia designación.
Nap odiaba que lo llamasen por ese diminutivo. Pero si se trata de ella. Lo puede nombrar así cuantas veces quiera.
Él semblante de Bee se enrojeció y sus ojos se humedecieron - ¡Todo esto es tu culpa! - Se elevó con sus alas para encararlo - ¡Mi hermano está muerto! ¡También varios de mis amigos! ¡Y los que quedan se volvieron unos animales salvajes! ¿A qué se debe? ¡Por tu estúpido plan de liberarnos! ¡Solamente empeoraste las cosas! ¡Aliarte con 1006 es lo peor que has hecho! ¡Él no es tu AMIGO, Theodore! - Espetó empañando cada palabra con un veneno letal.
- ¡Es SUFICIENTE! - Exclamó airado por la insolencia de la contraria.
Pero Bee ni se inmuta - ¡No! ¿Pero sabes qué? ¡No me importa si es verdad o mentira! ¡Te odio con todo mi ser! -
Una de las patas de Nap se estampó contra ella mandándola a estrellarse con una pila de experimentos que se derrumbó en cuestión de segundos - ¡Emily! - Arrepintiéndose de su acción se lanzó a hurgar entre los cadáveres a su querida minina. El zarpazo que le dio fue tan fuerte que la cadena se despegó del collar. Al encontrarla la tomó cuidadosamente y la movió esperando alguna reacción. Se alivió al escuchar unos quejidos de su parte.
Con pesadez Bee levantó unos de sus parpados sintiendo una molesta presión en su lomo. Giró un poco la cabeza notando un vendaje que cubría parte de su espalda y abdomen. A su derecha visualizó al mismo individuo que la había lastimado. Dormía con una tranquilidad que le pareció sorprendente. Se le acercó dando paso inestables a la vez que escuchaba al tintineo de una nueva cadena que partía de su collar a una pared. Se sentó delante de él.
Levantó una pata y rápidamente le dio un arañazo en la nariz que logró despertarlo - ¿Ah? ¿Pero qué demonios? -
Ver a la minina consciente le causó cierta chispa de alegría - Aún te odio. - Pero esas palabras estropearon todo.
- Te acabo de salvar la vida. - Espetó sintiéndose molesto por lo malagradecida que Bee estaba comportándose.
Bee rodó los ojos desinteresada por el acto heroico que hizo por ella - No te pedí que lo hicieras, ¿O sí? - Nap no halló una respuesta que pudiera rematar el reciente comentario. Sabía bien que ella no deseaba prolongar más su vida. Quizás todo lo que le dijo fue planeado para despertar su ira. De pronto su pelaje se erizó al sentir una lamida en su nariz aporreada. Bee sin decir nada se alejó sin decir y se tumbó en el suelo dándole la espalda.
Su humor se mantuvo en lo alto después de eso. Lo dejó completamente embobado. Tan evidente era su felicidad que cierta criatura se dio cuenta y no dudó en consultar.- No es nada. - Obvio que supo que era una mentira al ver que no paraba de sonreír como si estuviera hechizado - ¿La Cat Bee de mi casa? Es un Amor Platónico mío. - Suspiró enamorado «Estos jóvenes y sus etapas de amor» Pensó el 1006 enganchando un Bunzo Bunny para después irse.
Próximamente: Capitulo Final...