- BEE, ¿DÓNDE ESTAS? - CATNAP CAMINABA POR HOGAR DULCE HOGAR, CADA PASO PONÍA MÁS NERVIOSA A LA FELINA CON RASGOS DE ABEJA. UN ESTRUENDO SONÓ EN LA HABITACIÓN CONTINUA - NO PUEDES HUIR DE LA OSCURIDAD. - SE ARROJÓ HACIA UN ESTANTE LLENO DE LIBROS QUE DESTROZÓ DE UN SOLO ZARPAZO. DESCUBRIENDO A LA SUSODICHA ARRINCONADA EN LA ESQUINA DE LA PARED MIRÁNDOLO CON TERROR - ¿POR QUÉ ESCAPAS? ¿NO TE AGRADO? AHORA NO TIENES A NADIE, SOLAMENTE YO TE PODRÉ PROTEGER. -
Bee negó con la cabeza mientras que sus lágrimas se deslizaban por su cara - ¡Mejor mátame! -
- Lamento no poder complacerte, pero te necesito con vida. - Se sentó bloqueando con su cuerpo cualquier ruta de escape que la contraria pudiera aprovechar para escapar - Quizás dormir un poco mejore tus ánimos. -
Abrió exageradamente el hocico dejando escapar ese humo rojo que en pocos segundos contaminó el oxigeno, Bee trató de no respirar hasta que se desmayó por la falta de aire en sus pulmones. Nap la recogió procurando de no lastimarla con sus garras.
- Dulces sueños, cariño. - Susurró melosamente.
"¿Qué pasa con él?" Consultó su hermano. Bee se había percatado desde hace un buen rato que uno de los Smilling Critters la observaba fijamente mientras disimulaba estar escuchando a su amigo paquidermo hablar sobre por qué le gustan los maníes. Movían sus pupilas de él a ella constantemente. Llevando una expresión de interés para no ser regañado por Bubba al no estar prestándole atención. La hembra se negó a hacer contacto visual para su propia comodidad.
"Ha estado actuando extraño últimamente" Reveló con pesadez, alarmando su acompañante.
"¿Ese sujeto te ha hecho algo?" Frunció el ceño partiendo con sus dientes uno de sus dulces.
"Por los momentos solo me mira desde lejos" Sus orejas se doblaron exhibiendo su temor.
Un Smilling Critter no podría lastimar a nadie, son los experimentos más mansos del lugar.
Pero ese gato le causaba mucha inseguridad "Será mejor que te mantengas lejos de él" Aconsejó el Candy Cat observando con recelo al de morado que había deslizado rápidamente su mirada a Bubba que le entregó un emparedado con mantequilla de maní "Volvamos a la estación para ir a bailar con Boggie" Trató de suavizar la situación para alegrar a la menor que sonrió seguido de un asentimiento "¡El que llegué de último es un huevo podrido" Anunció traviesa la híbrida.
Se elevó rápidamente dejando atrás al macho de azul "¡No se vale! ¡Yo no puedo volar!" Reclamó.