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Nada, nada cruzaba por la mente de Kim Chaewon en ese momento, estaba agotada y no solo físicamente —aunque irónicamente sabía que todo el malestar físico que sentía se debía a su estado mental—.
El cuerpo se encarga de sufrir para estar a mano con tu cabeza.
Tirada boca arriba en su cama con las piernas y brazos abiertos como una estrella es que Chaewon intentaba concentrarse, le había dicho a Sakura que no necesitaba de nadie para recuperarse y eso quería demostrarle, quería ponerse de pie, darse una ducha y comenzar a limpiar al menos su habitación, pero su cuerpo no quería obedecer ante la petición de su cerebro —no es como que la última esté cooperando mucho tampoco—.
En un intento de ganarle a su cabeza y un poco al corazón, Chaewon se obligó a ponerse de pie, se dirigió a su cajonera y sacó unos pantalones de algodón gris —últimamente le daba mucho frío—, de igual manera tomó ropa interior limpia y una camisa ancha. Cuando cerró los cajones y se recompuso para dirigirse al baño, su mirada cayó en la foto familiar que estaba encuadrada sobre el mueble. Sintió su corazón hacerse pequeño y sus ojos se llenaron de lágrimas sin previo aviso. Los recuerdos de ese día hicieron mella en ella y sus piernas comenzaron a temblar cuál gelatina, se dejó caer al suelo de golpe aún con la fotografía en manos y lloró como un bebé mientras abrazaba su recuerdo.
Mierda, cómo dolía.
Había un nudo en su garganta que lo hacía sentir como si no pudiese respirar bien, eso mismo hacía que hipidos dolorosos salieran de su boca de manera casi desesperante. Dolía mucho, dolía la manera en que el tiempo seguía pasando mientras ella estaba allí muriendo por dentro. Estaba tan sumergida en su sufrimiento que no se dió cuenta de la persona parada en el marco de su puerta; Kazuha llevaba allí desde que escuchó el golpe seco de las rodillas del mayor en el suelo, sabía que el chico no confiaba en él, que su presencia en esos momentos era más que innecesaria así que solo se quedó allí en caso de que fuera necesario intervenir, lo observó durante unos minutos hasta escuchar su llanto disminuir, también lo admiró intentado limpiarse las lágrimas del rostro y dejar la foto en el suelo antes de ponerse de pie, nuevamente tomó su ropa y se dirigió al baño dentro de su habitación, todo esto sin notar la presencia de Kazuha.
La menor se regresó a la cocina para terminar de servir los platos del almuerzo, sabía que Chaewon pondría resistencia para no comer, pero ella ya estaba preparada para usar su poder de convencimiento que hasta el momento no había funcionado ni una vez en Kim.
Esperó durante diez minutos para escuchar ruido en la habitación de la chica, pero pasaron quince y luego veinte minutos y no había nada. Con el corazón latiendole a mil corrió hasta la habitación y todo varias veces muy fuerte la puerta del baño.
—Unnie ¿Todo bien? —Pero no hubo respuesta. —¡Unnie!
Y no espero más, rompió el seguro de una patada para ingresar al baño mientras sus ojos escaneaban el lugar. Sintió su alma salir de su cuerpo cuando divisó a Chaewon en la bañera con la cabeza debajo del agua, no había otro movimiento más allá del de el agua en el la tina y unas burbujas saliendo de la parte donde descansaba la cabeza de Won.