REA TUVO UNA INFANCIA dura. Huérfana de madre y sin saber quién era su padre huyó de los servicios sociales americanos, terminó pérdida en un país cuyo idioma apenas sabía hablar, completamente sola. Hasta que formó su pequeña familia con tres chico...
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5 AÑOS ANTES
CERRÉ LOS OJOS E INSPIRÉ HONDO, intentaba calmar el ritmo de mis latidos esperando que aquella criatura se fuera sin mirarme si quiera.
No tuve suerte.
Corrí con el Minotauro a mis espaldas, corrí y corrí, hasta que llegue a un almacén abandonado y me escondí entre cajas, no se que había dentro, pero el olor despisto al monstruo que termino déjame dime tranquila. No me moví en doce horas, no me atreví.
Ahora estaba sola, y tenía que sobrevivir.
* * *
Habían pasado dos meses de aquello, había aprendido a defenderme de lo que se me ponía por delante, tanto monstruos como humanos, los hombres podían ser tan peligrosos, o incluso más, que un minotauro.
Le había cogido el gusto a estar sola, había aprendido a robar sin ser muy descarada comida y ropa cuando lo necesitaba, nunca me quedaba en el mismo sitio, siempre estaba en movimiento.
Iba a agarrar una lata de refresco cuando una voz de chica hablo detrás mía—¿Tú eres Rea?
Fruncí el ceño y me giré, delante mía había dos chicos; él debía tener unos once, de pelo y ojos castaños tenía una mirada de bribón, ella debía de tener nueve, me miraba sin miedo, de pelo oscuro y corto, con ojos azul eléctrico —Depende de quien pregunte.
—¿Te atacan monstruos?—esta vez habló el chico, una señora que pasaba por el pasillo se nos quedó mirando, le di una sonrisa y agarre a los dos niños del hombro, sacándolos fuera, nos fuimos a un lateral.
—¿Queréis ir llamando la atención?
—Somos como tú—los miré frunciendo el ceño. Eran niños, ¿que hacían solos?—y necesitamos tu ayuda.
—¿Como que mi ayuda?
Luke se encogió de hombros —No nos creerías.
—Ponme a prueba.
* * *
Los dos iban pegados a mi, uno a cada lado—¿Os habéis estado defendiendo sin problemas con los monstruos, los dos solos?
Thalia asintió—No sabemos pelear muy bien, pero nos las arreglamos—sonreí, tenían ganas de luchar. Me gustaba eso.
