Libre albedrío - Hazbin Hotel Lemon

๋࣭ ⭑⚝ ADÁN , "Guitarrista"

El concierto era lo mejor, mas el guitarrista, mmm tan sexy y yo aquí tan solita, empiezo a tocarme al rededor de toda esta gente, que mas da, ni lo van a notar, que ingenua de mi parte pensar eso. Pensar que al lado mío estaba Adán, el primer hombre en la tierra y totalmente mujeriego, pero es raro, esta sin la máscara, nunca se la quitaba para nada. Se acerca a mi ¿Que querrá? comienza a lanzarme piropos, después indirectas, ya se por donde va esto, y al final, la definitiva.

—Tu. . . Pequeña perra, ¿prefieres la verga de un guitarrista? ¿Ante la mía?

—Mmm, no sé, no la he visto en acción. . . ¿Me enseñarías?

En algún cuarto cerrado. . .

Trago duro ante ver aquella monstruosidad que iba a chupar.

—Dime maldita putita, vas a chupar esta verga por que no hay otro hombre que iguale a este tamaño.

Agarra mi cabello y mete la mitad de su miembro en mi boca, siento como se derrite por mi, mueve mas rápido mi cabeza y aunque duela, sabe exquisito.

—¿Te gusta maldita perra? Te encantaría embarrarte de mi semen, ¿verdad? Yo se que si

No me dejaba descansar a este punto estaba ahogándome profundamente en su pene, la saliva salía de mi boca y mis ojos veían los de el  rogando piedad.

—Oh no perra, sigue tragando, que no has llegado hasta fondo.

Con mis manos masajeaba lo restante, justo salió un jadeo ronco de él. Sonrio maliciosamente, moviendo circularmente mi lengua al rededor de su polla, se tensaba ante mis caricias dejando de agarrar mi pelo dejándome a mi todo el trabajo de hacerlo disfrutar

—Carajo- Ah. . .— gimió no pudiendo contenerlo más —lo haces bien, tan húmeda y caliente, solo para mi.

Sigo con mi deber, para segundos después sacarlo, respirando por fin, me amarro el cabello y escupo en su pene.

—Mmm. . . Ruda, me gusta

Masajeo mas rápido, lo miro a los ojos decidida.

—Voy a dejar que me follas mi cuerpo toda la noche a tu gusto, lindo.
Sonrio jadeante

—Okey pequeña perra,—Deja mi copete atrás de mi oreja dulcemente, para decir lo más grotesco y sexy del mundo— prepárate para el mejor sexo de tu vida, hare que ruegues por más hasta que tus delgadas piernas no puedan, tu ano y tu boca estará más abierto que tu dignidad, que tu culo este más rojo que tu bonita cara la cual estará encantada por haber saboreado de mil maneras mi grande y gruesa verga.

Procede a levantarme y colgarme dejando mi culo en su cara y su pene en mi cara. Come mi vagina y perdida en mis sentidos chupo su miembro, ahogándome en este. Sigue moviendo su lengua sin un mañana, hasta que siento como me lanza a la cama, no me quejo ante lo rudo de el, es más, me excita. Se hunde en mi zona, siento su piercing, abre mis piernas sintiéndome impotente ante él, ves como Adán se empieza a masturbar por su cuenta, al ritmo que el se tocaba a ese ritmo ibas tu.

—Muy bien pequeña, vas a tener la verga de Adán dentro tuyo, provecho.

Sube una pierna a su hombro y ¡Ah-! Se siente tan bien, saborea mi cuello y yo solo me dejo llevar por la sensación del momento.

—¡Ah- AH! Mmm ¡Adán, Adán! Sigue

—¿Como se pide?

—Por favor, Adán, ¡destrozame sin un piedad!

—Como digas, linda.

Adán levanta mi otra pierna y la velocidad de sus estocadas suben enfocándome en el placer y cegándome de lo mucho que duele las mordidas que deja por todo mi cuerpo desnudo.

En un segundo me da la vuelta dejando mi culo abierto a su vista.

—Mmh, así me gusta bebe. ¿Lista para tus hermosos gemidos?

—Si- ¡AHH~! Ah. . . Mm ¡Ah!

Se mueve bruscamente en mi interior sin intención de parar, la habitación de inundaba de mis gemidos violentos y empalagosos.

Mete dos dedos a mi boca mientras susurra cosas sucias en mi oído.

—¿Te gusta verdad, perrita? ¿Te gusta que te den duro por tu pequeño ano, que te ahorquen como la fácil que eres? Como no, esa carita que tienes, tan sucia y tus gemidos, sigue gritando así puta desgraciada.

Sus comentarios me excitan de mas y solo puedo seguir jadeando y gritando por mas.
Unas estocadas mas y sentí como todo aquel líquido blanco que tanto deseaba por fin estaba dentro mío.

Respiraba profundo, sintiéndome llena. Me recuesto entre la almohadas cerrando los ojos.

—¿Ya fue suficiente? Y pensar que querías durar toda la noche, pues lo haré realidad. . .

S T A Y  T U N E D