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Toda la casa rebosaba de felicidad, era la primera vez que verían al bebé.

Rosé se encontraba entre las piernas de su, aún muy dormida, omega. Pasaba su nariz suavemente por la piel que poco a poco empezaba a estirarse, sintiendo ahí la concentración del dulce aroma de su cachorro.

ㅡSé que no puedes escucharme todavía, pero de igual forma quiero hablar contigo ㅡsusurró intentando no molestar a su bonita omega que se removía levemente entre las sábanasㅡ todos te esperamos con tantas ansias, vas a ser el cachorro más consentido de la historia... tus hermanos ya están peleando por si querrás ir a clases de ballet o fútbol, o si preferirás pintar como tu hermano Hanse o jugar videojuegos como Hyejin. Te amamos tanto, cachorro...

Rosé siguió depositando besos en toda la extensión con pequeños gruñidos vibrando en su pecho. El vientre de Jennie todavía no era tan perceptible, pero ella no podía esperar para que en un par de meses estuviera del tamaño de una sandía.

Recuerda como su omega lucía como un patito en sus otros embarazos, más notorio todavía con el de los mellizos. Le costaba demasiado caminar los últimos tramos de gestación y le gritaba infinidad de veces por sus pies hinchados, para luego pedirle perdón con pequeñas lágrimas y muchos besos.

ㅡHoy iremos a verte por primera vez, toda la familia se apuntó ㅡdijo en medio de risasㅡ como te dije, están muy entusiasmados.

Sintió unas traviesas manos en su cabello y al levantar la vista, Jennie ya la estaba observando fijamente, con esos ojos brillantes que hacían que cediera a cada cosa que se le era pedida.

ㅡBuenos días, omega ㅡsubió hasta estar frente a ella y dejó un beso en sus labios.

ㅡBuenos días ㅡJennie se desperezó mientras acariciaba su vientreㅡ ¿qué hacías?

ㅡEstaba hablando con el cachorro.

ㅡ¿Ah, sí? ¿Y de qué hablaban? ㅡinquirió juguetona.

ㅡNo puedo decirte, omega, era una conversación privada entre madre y bebé.

Jennie besó risueña los labios de Rosé antes de despabilarse mejor. Debían apurarse si querían llegar a tiempo con el obstetra.

Haneul y Hanse ya aguardaban por ellas en la cocina con el desayuno listo. El aroma a felicidad llenaba a la habitación dejando en claro los sentimientos de los mellizos. Hyejin bajó desprendiendo el mismo aroma que sus hermanos, besó la mejilla de su madre antes de sentarse junto a ella para desayunar.

ㅡEstoy tan emocionado de ver al marcianito ㅡchilló Haneul con medio bocado de huevo en la boca.

ㅡ¿Marcianito? ㅡpreguntó su hermano con una mueca de asco en su rostro.

ㅡAsí decidí apodarlo hasta que elijamos su nombre.

Jennie veía la discusión de sus hijos con una sonrisa en el rostro mientras acariciaba lentamente su pequeño vientre, totalmente orgullosa del excelente trabajo que habían hecho junto a su esposa y que hoy en día se reflejaba en tres hermosos seres humanos.

Se encaminaron a la clínica privada del obstetra que llevaría el nuevo embarazo. Todos cantaban al ritmo de alguna de las canciones favoritas de Jennie mientras la omega apretaba nerviosa la mano de su alfa.

Un alfa de gran porte, pelirrojo y de ojos marrones, aguardaba por ellos en uno de los tantos consultorios constituyentes. Ese hombre se había encargado de llevar los demás embarazos de la pareja, convirtiéndose en buen amigo.

ㅡ¡Min-Joon! ㅡsaludó alegre la omega. Tenía la intención de acercarse a abrazarla, pero dos potentes gruñidos y uno más pequeño hicieron que se detuviera al instante.

¿Se agranda la familia? | ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora