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Trascurriendo la mitad del quinto mes decidieron que era hora de conocer el sexo del bebé. No era algo que realmente influyera, al fin y al cabo en su familia estaba más que claro que los roles de género y los estereotipos de casta no eran más que retrasos en la sociedad, pero de igual forma a Jennie le hacía mucha ilusión saber.

Entonces, ese mismo día, habían llamado a min-joon, la obstetra de Jennie, y habían apartado una cita.

Decidieron que era mejor no decirle nada a los niños, querían que fuera una sorpresa, por lo que irían solas y esperarían hasta el baby shower para revelar la noticia.

Jennie iba muy feliz en el asiento del copiloto con su barriguita siendo cubierta por una larga camisa de su alfa y unos pantalones de maternidad especiales. Rosé, a su lado, conducía con una de sus manos en el vientre de la omega.

Cuando llegaron a la clínica, buscaron un lugar cercano para estacionar y luego se dirigieron con calma hasta la oficina correspondiente.

—¡Jennie! ¡Rosé! ¿Esta vez no trajeron al escuadrón anti-obstetra? —la alegre médica saludó— pasen... ¡Pero mira el tamaño de esa panza!

Jennie solo rió ante lo mencionado a la vez que ingresaba a la habitación con ayuda de su alfa.

—Decidimos que mejor les diríamos luego —comentó Jennie sobre sus cachorros— La verdad es que está siguiendo el tamaño de la que tuve con los mellizos... juro que si vuelvo a tener dos juntas me muero— esta vez se refirió a la panza.

—Según tus ultrasonidos solo es uno, pero sabes que eso puede cambiar... ¡Solo bromeo! —aclaró ante la cara de pánico de ambas madres— pero bueno, mejor empecemos con esto. Ya sabes lo que sigue, mediré tu pancita, te pesaré, tomaré tus signos vitales y por último podemos ver al pequeñín.

Jennie asintió antes de desabrochar los botones de la camisa, dejando ver su vientre y el sujetador que había empezado a utilizar hace semanas.

La obstetra realizó todo lo anteriormente mencionado bajo la atenta mirada de Rosé, quien en esta etapa del embarazo se había vuelto incluso más territorial que de costumbre y debía evitar gruñir ante los toques. Se repetía que todo era por el bien de su omega y futuro cachorro.

—Bien, todo está en orden. ¿Has experimentado algún síntoma nuevo? —inquirió min-joon mientras terminaba de anotar unas cosas en una tablilla.

—Fuera del dolor de pechos, nada más.

—Debes tener en cuenta que en este mes comienza la producción de leche, por lo que, si es necesario, deberás intentar con el extractor, ¿de acuerdo?

Jennie asintió con un pequeño puchero. Odiaba esas malditas cosas.

—Ahora, si podemos pasar a la revisión del bebé, sube por favor a la camilla.

Jennie se montó con ayuda de Rosé, quien prácticamente la subió como a una niña pequeña, y dejó su vientre al descubierto.

—Okey... veamos —Min-joon colocó el gel y empezó a mover la varita por toda la extensión— vamos pequeñín... deja que te veamos... ¡Ahí está!

Rosé apretaba la mano de su omega mientras dejaba pequeños besos en su frente, los aromas de lavanda y tierra húmeda, intensificándose en el aire, creando un olor sumamente acogedor.

—¿Qué es, doctora? —chilló Jennie emocionada.

—Es... ¡Una niña!

Y ese fue el momento exacto en donde ambas madres comenzaron a llorar como si fueran primerizas. Una niña... tendrían una bebé chiquitita correteando por la casa mientras sus hermanos intentaban que no escapara de ellas.

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⏰ Última actualización: Jun 30 ⏰

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¿Se agranda la familia? | ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora