Entró en el salón mucho más temprano que el resto de los estudiantes, determinada a evadir esa vergonzosa escena de presentación que no estaba dispuesta a vivir una segunda vez.
Se dirigió rápidamente al último asiento en la fila de la ventana, ese apartado del resto de forma simbólica que, por lo que veía, no le pertenecía a nadie aún. Bueno, hasta ahora.
Tomó asiento, observando el salón vacío y los pupitres prolijamente acomodados que esperaban la aparición de sus nuevos ocupantes durante este último periodo escolar.
Se preguntó si sus compañeros serían bulliciosos y desordenados, cuyo caso rogaba que no fuese así, Haerin odiaba cualquier perturbación de su calma y paz. Pensó en como sería su compañero de asiento, en si sería un chico apestoso o apuesto que deliraría con que ella le coqueteaba o en si sería una chica que no dejaría de hablar sobre chismes e intentaría conseguirle pareja.
Ella solo deseaba a alguien que la ignorara lo suficiente como para que no se interesara en ella y en su vida. Haerin esperó pacientemente que el reloj indicaran las ocho de la mañana para que comenzaran las clases.
Vaya sorpresa (desagradable) se llevó cuando todos comenzaron a llegar y se dio cuenta de que sería un año agotador e intranquilo cuando todos se saludaban entre todos charlando sin parar sobre sus vacaciones y sus expectativas de este año.
¿Como podían hablar tan rápido? ¿acaso no se cansaban de parlotear cosas sin sentido que a nadie le interesaban? Una voz suave, baja y algo grave la sacó de su tren de pensamiento.
—¿Puedo sentarme aquí?— preguntó esa chica con apariencia aburrida y desprecio (casi tan grande como el de ella) por los demás. Haerin asintió cortésmente.
—Adelante— dijo, y la chica sin nombre se sentó.
Ésta no hizo ademán de hablarle o presentarse, y Haerin así lo prefirió cuando el profesor arribó a la clase.
Por lo menos ahora tendría dos horas de silencio y algo con lo que mantenerse ocupada.
(...)
Cuando el receso comenzó, luego de una extensa clase de introducción y planificación del semestre, fue que Minji decidió que iría a darle una visita rápida a Hyein para estirar las piernas.
Se levantó, correspondiendo los saludos de sus compañeros en su camino a la salida, en donde se chocó suavemente con una de sus compañeras que también iba de salida.
—Oops, lo siento Danielle— se disculpó con facilidad manteniendo una ligera sonrisa por su torpeza.
Danielle le sonrió sin darle importancia, solo diciéndole —Cuidado a donde vayas con tanta prisa, Kim.
Ambas siguieron sus respectivos caminos a través del pasillo mientras Minji seguía correspondiendo algunos saludos con brevedad. Luego de bajar un piso y doblar la esquina, llegó al salón de la clase de Lee.
—¿Esas fueron tus vacaciones? que aburridas, Eun— bromeó dándole una suave sonrisa a Hong, que la observaba con una sonrisa de resignación.
—Aburridas las tuyas, Lee. Todo lo que hiciste fue pasarte los días en casa de Minji unnie y jugar videojuegos-
—¿Qué tiene de malo pasar tiempo en mi casa? Elden Ring no iba a completarse solo, ¿verdad, Hyein?
La menor asintió mientras Eunchae solo reía.
—No tiene nada de malo, unnie. Solo bromeaba.
Minji la miró con ojos entrecerrados, divertida —Más te vale, Eun, no quiero vetarte de mi salón de juegos.
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Unnoticed | mindaerin
FanficDanielle es popular, amiga de todos, una sonrisa siempre en su rostro. Minji es la capitana del equipo de básquet, el crush eterno de casi toda la escuela. Haerin es... solo Haerin, pasando desapercibida por aquí y por allá. Nadie tiene sus ojos pue...