In another life (Sanzu Haruchiyo)

Capitulo 3

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Ya habíamos salido de aquel encierro, en si me encontraba perdida, no había salido hace mucho tiempo, estaba en el auto, solo veía a las personas y demás vehículos.

Ran y Rindou no dijeron nada.

No llore ni nada, me parecía absurdo haber estado encerrada en ese lugar, era un asco.

A mi lado estaba una maleta, la cual ni casi ropa tenía, si de por si en ese lugar solo nos tenían con batas.

Ya era tarde, note la mirada de ellos sobre el espejo, ni los mire, estaba más calmada. Por un momento pensé que ellos no iban a llegar, pero después de varias horas si lo hicieron.

Me sentí aliviada, pero, no pensarán que seguiré cómo si nada y luego me iré o seguiré con mi vida de lo más normal posible, eso suena demasiado estúpido, y más si todavía tengo cuentas pendientes con Sanzu, evidentemente lo amaba, pero lo que me hizo no tiene explicación, todas las cosas que me dijo lo hizo de manera...

¿Manera?

No la había, ¿Que estaba pensando?

Yo no le haría daño a Sanzu...

No me iría a otro lugar sin saber nada de él, quería que me explicará lo que sucedió, tenía tantas preguntas pero ni una sola respuesta.

De un momento a otro llegamos a una casa enorme. No me impresione.

Lo que si fue la suficiente seguridad que había, me baje del auto y mire a mi alrededor, había fuentes, cesped, y decoraciones.

La casa si era demasiado bonita.

—Adelantate con él, te dará comida y te enseñará tu habitación— Ran fue el que dió la orden.

Asentí y espere a aquel hombre.

Al entrar a aquella casa me trajo solo recuerdos de lo que algún día pensé que nunca conocería.

Subí con aquel hombre y después de varios pasillos y puertas, llegamos a una habitación, el no dijo nada y se retiró, entre y mire que todo estaba muy limpio y algo simple. Deje mis cosas ahí en el suelo y me recosté en la cama, esto se sentía raro, y me refiero a raro de que nadie te dijera o entrara sin permiso para darte de comer, medicinas o incluso inyectarte.

Claro que estaba conforme con esto, es más, esto era mucho más de lo que me imaginé.

No había salido de ese lugar para volver ahí, es más, desde este momento iba a buscar a Sanzu, cueste lo que me cueste. Fui al baño y me mire.

—Puedes conseguir lo que quieras— murmuré a mi reflejo —Y ese algo es Sanzu—

Estaba bien si cambiaba algo para volver a verlo, no me iba a vengar de el, claro que no, eso solo lo harían mujeres...

Yo era una mujer, pero después de lo que sucedió fue suficiente para darme cuenta que tenía varias opciones de hacer mi vida.

Buscar a Sanzu.

Irme a otro país y comenzar de nuevo.

Hacer mi vida en este mismo lugar.

La primera, esa quería yo, al final de cuentas era una simple chica sin nadie que me ayudara, y con alguien a quien buscar, a la persona que amaba.

Me bañe y cambié de ropa. No niego que esto se sentía extraño, tenía miedo, curiosidad por lo que seguiría pero a mí ya me había arrebatado todo lo que quería, estar encerrada en ese lugar era un asco.

Si estaba casada de llorar por todo cada segundo era peor, pero siendo sincera en este momento ya me sentía más libre, nose porque Ran y Rindou se hicieron cargo de mi, lo que si estaba segura era que Sanzu no tenía nada que ver.

Puesto que me demostró que yo no le importaba para nada, aún si me moría el no estaría. Era evidente que yo era reemplazable para él, hay millones de mujeres mucho más valiosas que yo, entre ellas yo no soy nada, incluso habría mejores personas que yo, todas serían mejores para Sanzu, supongo que lo que él buscaba era solamente satisfacerse en la cama, y ellas lo podrían hacer de cualquier manera.

Después de todo cuando estuve con Sanzu era virgen, pensé que lo valoro en cierto aspecto, pero a la mayoría de los hombres quizás solo quieren sexo y lo demás es irrelevante, en cambio otros posiblemente lo aprecien más.

Lastima que yo estaba enamorada de un hombre manipulador, drogadicto y engreído, que solo pensaba por el mismo, no sé si eso es bueno o malo, por otra parte era absurdo pensar en eso.

Era cuestión de tiempo para darme cuenta que el hombre que idealice no era tan especial como llegué a pensar.

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Abrí los ojos esperando mirar la misma habitación de todos los días, pero ahora era diferente, si bien es cierto que se sentía extraño pero de otra forma era mejor estar aquí.

Abri la ventana, logré observar que afuera se encontraban varios señores en trajes, se veían que eran de dinero, con ellos estaban guardias, hasta que ví que alguien más salió de un auto.

Era Sanzu.

Mi corazón se paralizó al verlo, vestía un traje negro y se veía que estaba mucho mejor, nose porque mi cuerpo no se movió, mi cuerpo se heló.
Mi respiración dejo de ser regular, de alguna manera esperaba que llegara a verme pero era casi imposible, sentí una sensación de salir corriendo hacia el, y claro que lo iba a hacer.

De no ser porque cuando lo iba a hacer una mujer salió del auto, Sanzu la tomo de la cintura apegandola a su cuerpo, la chica tenía un cuerpo muy llamativo, con ello tenía su cabello rubio.
La mire confundida, sentí una pequeña presión en el pecho, cuando mi mirada se topó con la de aquella mujer, está me miró de una forma extraña y a la vez victoriosa, antes de poder seguir mirandola detalladamente, Sanzu la beso.

Ella no se negó al beso, mientras que Sanzu tocaba su cuerpo sin ningún inconveniente.

La escena me revolvió el estómago.

—_______—era la voz de Ran.

Cuando entro al cuarto corri al baño a vomitar, nose porque la escena me dió tanto asco.

—¿Te encuentras bien?— Ran estaba a lado mío.

Asentí pero el estómago se me revolvió otra vez y terminé vomitando una vez más.

Ran miró que la ventana estaba abierta.

—¿Lo viste?— me preguntó.

Asentí pero no me atreví a mirarlo.

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