ᶜᵃᵖⁱᵗᵘˡᵒ ˢⁱᵉᵗᵉ | ˢᵉ ᵈᵉˢᵉᵃⁿ

411 43 6
                                    

Enamorados, acurrucados bajo el alma del otro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Enamorados, acurrucados bajo el alma del otro. Conectados como nunca, hablando bajo el ser de una mirada. Completamente perdidos, dejando de ser dos para convertirse en uno. Habían estado enamorados hacía mucho tiempo, pero lo notaron hace poco.

Y hacía exactamente cinco días que portaban el título de novios. Ya era 14 de febrero, el día del amor, el día de celebrarse el uno al otro.

El tema es que no sabían cómo.

¿Iban muy rápido? ¿Eso importaba? Llevaban meses conociéndose y enamorándose, pero solo cinco días de novios.

Agustín no quería abrumar al pobre chico, así que lo invitó a salir como normalmente hacían. Igual, Giay era un romántico, y eso Valentín estaba a punto de descubrirlo.

Barco se levantó a las 11 de la mañana con un olor dulce desprendiéndose por toda la casa. Bajó, y ahí estaba Agustín, cocinando vaya a saber Dios qué. Valentín lo abrazó por la espalda.

-Buenos días, amor -susurró el colorado al oído.

Giay sonrió; Valentín no era cariñoso a diferencia de él, y el hecho de que lo llamara con ese simple apodo, amor, le llenaba el alma.

-Buenos días, mi pedacito de vida. Feliz día del Amor -decía mientras daba la vuelta para abrazarlo y besarlo.

Valentín correspondía feliz, completo y realizado. Se sentía amado y, aunque le costara, quería brindar ese mismo amor.

-Feliz día -fue lo único que pudo decir. Para Agustín fue suficiente.

-Te preparé un alto desayuno, me apliqué la MasterChef -bromeaba.

Y Valentín salió de sus pensamientos, estaba tan dormido que no lo había notado. Medialunas caseras, tostadas, un bizcochuelo recién salido del horno y un café con leche con un intento de corazón dibujado.

Se quería morir de amor. Quería decir gracias, gracias por ser Agustín Giay. Y en cambio dijo...

-Me va a dar una diabetes, jaja -rió. Qué pelotudo se sentía, dios.

Se dio cuenta de la cara confusa de Agustín, lo tenía que arreglar.

-N-No, perdón, no es lo que quería decir. Sos un sol, gracias. Eh... -lo interrumpió la risa del castaño, tan hermoso.

-Vos me vas a matar de diabetes si seguís siendo tan lindo -acarició su cachete.

"Dios, qué hombre. Gracias, Dios" pensó.

En sus ojos ya reflejaba todo lo que quería decir, era suficiente.

-Bueno, en fin. Ahora desayuna que nos espera un día largo. Tengo muchas sorpresas para vos -dijo con esa sonrisa que mataba de amor a Valentín y que era un recordatorio de por qué se había enamorado en un primer lugar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 11 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

fama | giay × barcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora