THREE

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Dos meses después.

Ya van dos meses desde que su mente, corazón y alma colapsaron, cayendo en un abismo.

A estas alturas, seguía preguntándose ¿Por qué todo terminó así?

El día que terminó con una tragedia y a su vez, le dio dos muy buenos amigos, pero también le hizo perder aquello que más lo mantenía estable.

Se perdió a sí mismo en ese momento.

Hoy por hoy, seguía con su vida, sin embargo todo él se quedó estancado en los momentos felices que pasó al lado de Jungkook, y terminaban por él llorando en el salón de Danza.

Jeon, a quién no había visto en esos dos meses por la simple razón de que habló con el director y se cambió de horario de clases, actualmente compartía todo con Park Jimin y Kim Namjoon, sus nuevos amigos.

Tomó el consejo que le dieron y decidió alejarse de aquello que le hacía daño, empezando por Jungkook, pues, realmente necesitaba sanar las heridas causadas que hoy por hoy seguían doliendole como el mismo infierno.

Pateó una roca, bufando, incluso su expresión cambió, pues antes solía ser un sol alegre y brillante, ahora solo quedaban rastros de lo que alguna vez fue, y eso todos, absolutamente todos lo notaban.

Por ello, cuando lo veían reírse, se alegraban en demasía, o bueno, al menos ese era el caso de sus dos amigos, pues, para ellos no había nada más hermoso que la sonrisa sincera de Taehyung.

"¡Hey, Taetae!" Gritaron dos voces a lo lejos que se acercaron a el corriendo, por lo que levantó la mirada del suelo y sonrió levemente al encontrar a sus mejores amigos frente a él, ambos se hicieron dos personas muy importantes para él en esos dos cortos meses, eran como los hermanos que nunca tuvo.

"Hola, Hyungs." Saludó a ambos, siendo abrazado por los mismos.

"Justo a tiempo llegamos. ¿Entramos juntos?" Dijo el bajito con una gran sonrisa en su rostro.

En definitiva, su Jimin-ah era un caso especial, pocas veces llegaba justo a tiempo a clases.

"¿Quieres que te cargue?" Esta vez, la voz de su moreno amigo fue quién sonó, por lo que asintió, subiéndose en la espalda del contrario cuando esté se agachó.

"Ustedes dos me cuidan tanto que ya no sé si son mis amigos o mis padres." Bufó, sujetándose de los hombros del mayor viendo como ahora el más bajito llevaba cargada su mochila.

"Agradece que te amamos tanto como para cargarte y llevar tu mochila, mocoso."

Río bajito, viendo como se estaban acercando ya a la entrada de su universidad, sin embargo su vista fue interceptada por un pelinegro que corría hacia ellos con las mejillas sonrosadas posiblemente por correr.

Y tragó grueso, sintiendo nuevamente un nudo apoderarse de su garganta.

"¡Tae! Dios, que bueno que te encuentro ¿Podemos hablar?" Preguntó algo agitado, finalmente recomponiendo la compostura para mirar a los dos restantes, recalcando sus siguientes palabras al moral la poca intención de irse de los individuos. "A solas."

"Jeon, si tienes algo que decirle a tae, dilo frente a nosotros, porque no pensamos irnos."

"Dije a solas que decida Taehyung si ustedes se quedan o no."

Solo sintió las tres miradas sobre él, para finalmente, esconder su rostro tras la espalda de su amigo, negando levemente.

"Lo siento, Jungkook, pero no creo que tengamos nada que hablar." Murmuró, rezando que su voz no se notará entrecortada. "Nam, Chim, vámonos, por favor."

Pasó directamente al lado de un peli negro atónito por la forma en que sú Hyung se negó a hablar con él, e inevitablemente algo dentro de su pecho dolió en demasía.

Sin embargo, no se abstuvo a decir las palabras siguientes, abriendo su corazón en su totalidad.

"Si esto acabará así, al menos escúchame porque no podré repetirlo nuevamente. Te amo, Kim Taehyung. Te amé, te amo y te seguiré amando, porque ni siquiera la muerte puede detenerme. ¿Comprendes? Ni siquiera ella detendrá nuestro amor." Murmuró bajo, girándose para verlo de espaldas. "¡Incluso si ahora me odias, te amo!"

Un silencio se plantó después de ese grito, y seguido, sollozos y más sollozos se hicieron presentes para luego ver cómo los tres presentes frente a él fueron alejándose de su campo visual.

"No me arrepiento de amarte, aunque me odies."

· · · · ·

Un mes después.

Se sentía perdido, tan perdido que no siquiera sabía cómo llegó ahí, frente un espejo, con un jodido traje de negro, odiaba tanto su reflejo y odiaba tanto la razón de estar ahí.

A escasos minutos de casarse.

Dolía tanto, odiaba tanto todo eso, no quería, el simplemente no quería, pero joder se sentía tan asfixiado, cada que su padre lo miraba, cuando leía los mensajes de sus amigos felicitandolo o diciéndole que ya llegaron.

Odiaba todo, odiaba el día en que conoció a Lisa, odiaba el momento en que aceptó casarse. No quería, simplemente no podía.

¿Cómo iba a estar feliz casándose con alguien a quien no amaba bajo tanta presión?

Lisa era linda, sí, pero ella no era cálida, ella no tenía esa voz que tanto amaba, esa sonrisa que tanto extrañaba, ella no era Taehyung, sú Taehyung.

Y sólo por esa razón, es que aceptó casarse con Manoban.

Suspiró frustrado, tragando el nudo en su garganta para seguido mirar al frente y asentir.

Debía hacerlo, aunque doliese, tenía qué.

Así que, una vez estuvo parado en el altar, escuchando como el piano comenzaba a sonar con esa típica melodía de boda y su futura esposa caminando a pasos lentos hacia él.

Todo su mundo se volcó cabeza abajo cuando las ganas de llorar se hicieron presentes, sintiendo todo el nudo en su garganta atascarse en cuanto la ceremonia comenzó.

Sus ojos que antes eran brillantes, ahora opacos, miraban a la novia frente a él, sin amor alguno más que un dejé de vacío.

"¿Jeon Jungkook, aceptas como esposa a Lalisa Manoban, para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?"

Sus ojos fueron directamente a parar contra los obres negros y obscuros de su padre, para luego, volver a mirar a Lisa.

"Sí." Murmuró simplemente.

"Si alguien quiere oponerse a esta unión, que hable ahora o calle para siempre." El tono de voz se elevó.

Silencio. Hubo un gran y extenso silencio que hizo al padre carraspear su garganta, para finalizar la unión, sin embargo sus palabras se vieron interrumpidas por el ruido de las puertas abrirse de forma violenta y luego, un gran y alto gritó sonó en todo el lugar.

"¡Yo me opongo! Porque ese dios griego de ahí es mío."

tetekoo_ies

TWO HEARTS  愛  KOOKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora