NUEVE

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Zenithar


Nunca he deseado nada tanto como deseo a Lilith. Me acerco a ella y la envuelvo en mis brazos. Sus labios encuentran los míos en un beso que me sumerge en una dulce rendición. Mi cuerpo se enciende al sentir el calor del suyo y una oleada de emociones me invade.

Ella es absolutamente hermosa. Delicada y suave, toda curvas redondeadas y senos abundantes. Sus caderas son anchas, perfectas para que mis manos agarren.

Exploro cada centímetro de su piel mientras la desvisto. Con cada roce, cada caricia, despierta una sensación eléctrica que recorre mi cuerpo. El tacto suave de su piel contra la mía despierta cada fibra de mi ser, avivando el fuego que arde dentro de mí.

La mirada profunda de sus ojos me hipnotiza. En ellos encuentro un reflejo de su alma, un vínculo que va más allá de las palabras. En este momento, estamos conectados en un nivel más profundo, compartiendo todos nuestros anhelos.

—¿Tienes idea de lo hermosa que eres, mi compañera? ¿Puedo unirme a ti, Lilith?

—Sí —susurra con un suspiro.

Sin dejar de mirarla, empujo dentro de ella con cuidado para no causarle daño. La sensación de estar dentro de Lilith me enloquece, el gemido se rasga de mi garganta y aprieto su suave cuerpo contra mí. Luego me siento completamente dentro de ella. La embisto lentamente al principio. Jadeo ante la intensidad del momento, mientras que su gemido resuena en mi cuerpo. Me estremezco. Puedo sentirla apretarse alrededor de mi pene.

Ni siquiera puedo pensar por el placer. Mis embestidas toman un ritmo brutal mientras la beso en el cuello y bajo para besar sus senos. Ella clava sus uñas en mi piel. La combinación de sensaciones y placer es casi abrumadora.

—Mi hermosa compañera —susurro con voz ronca, incapaz de contenerme—, te sientes increíble.

Lilith gime y me araña mientras incremento el ritmo y la fuerza de mis movimientos. El placer se vuelve abrumador, llevándonos al borde del éxtasis. Ella grita mi nombre al alcanzar el clímax, mientras que una oleada tras otra de placer nos envuelve.

Con una maldición, empujo con más fuerza, hasta llegar al límite. Echo la cabeza hacia atrás, dejo escapar un gemido profundo y gutural, me estremezco y susurro su nombre.

Beso su bonito cuello, incapaz de dejar de tocarla. Permanecemos acostados por un momento, sintiendo cómo nuestra piel húmeda comienza a enfriarse. Mis dedos acarician su cuerpo mientras mi corazón late con fuerza. Simplemente disfruto estar con ella. Me giro y la abrazo. Lilith se acurruca en mi pecho. Le doy un beso suave y tierno.

—Shhh, mi compañera. —Acaricio su espalda—. Duerme ahora. Descansa, cariño.

—Sí. Tengo sueño, pero antes... —agarra mi mano— necesito que me expliques qué significa eso de que somos pareja.

ESTRELLAS ENTRELAZADAS (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora