A diferencia de la mayoría de las personas, siempre he creído en la existencia de vida en otras partes del universo. Y después de ser secuestrada por unos hombrecitos verdes y encerrada en su nave prisión, solo puedo confirmar que es una verdad inne...
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Observo a Zenithar mientras intenta conectar algunos cables de la vieja nave para conseguir algo de luz. La noche se acerca y él quiere iluminar nuestro entorno. En realidad, no me preocupa en absoluto, estoy tan agotada que planeo dejarme llevar por el sueño hasta la mañana siguiente.
—Déjalo ya y vamos a descansar un poco —suspiro con un bostezo—. Mañana tendremos un montón de cosas que hacer y habrá suficiente luz para explorar.
—Pero no quiero que estés en la oscuridad. —responde Zenithar, con un gesto de preocupación en su rostro.
—No te preocupes tanto. No me molesta la oscuridad —digo, tratando de reconfortarlo—. Además, no creo que haya nada en este lugar que pueda asustarme más que la idea de no dormir en una semana.
Zenithar suelta una risa suave y se acerca para abrazarme.
—Eres valiente. Pero quiero que estes comoda y te sientas segura. Voy a seguir intentando arreglar esto —dice, volviendo a sus tareas.
—Ya está bien, vamos a descansar. No servirá de nada si estás tan cansado que no puedas mantener los ojos abiertos mañana. Ven, vamos —insisto, tomándole la mano con suavidad.
—Está bien, mi compañera, vamos a uno de los camarotes. Creo que uno de ellos tiene una cama aceptable. —dice con resignación.
Él toma mi mano y me guía por los pasillos de la nave hasta que llegamos a una habitación que sirve como dormitorio. Observo a mi alrededor y veo una amplia cama, junto con varias de esas cajas metálicas.
Toso, agitando una mano en el aire. —Sucio.
—Lo ventilaremos por la mañana. ¿Puedes dormir en el polvo? —pregunta.
—Dormí en una maldita jaula con desechos desagradables. Supongo que un poco de polvo no me hará daño —respondo.
Zenithar se acerca a la cama y noto que el colchón está cubierto de polvo, aunque se ve en buen estado. Lo recoge, lo sacude para liberarlo del polvo y lo coloca nuevamente sobre la cama lo cubre con varias mantas y pieles.
—Sube, cariño.
—Oh, es muy cómodo y suave. Quizás nunca quiera levantarme.
—Mi malvado plan funcionó —bromea, frotándose las manos—. Así es como te meto en mi cama para siempre.
Me río de su declaración. —Eres un ser malvado.
Zenithar se sube a mi lado en la cama. No es la mejor cama, el colchón ha visto mejores días, pero es mucho mejor que nuestro campamento y definitivamente superior a dormir en el suelo de la jaula. Extraño mi cama en la Tierra, sé que ya no existe, pero extraño dormir en un lugar bonito, limpio y cómodo. Inmediatamente, él me abraza y me atrae hacia su costado.
—¿Qué piensas cariño? ¿Se que algo está pasando por esa cabecita tuya?
—estaba Pensando en mi hogar, bueno, no exactamente en mi hogar, más bien en mi cama.