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—Sergio, despierta.— movió ligeramente el hombro del pecoso.

Checo abrió los ojos con algo de dificultad, hasta que logró enfocar por completo el rostro de la joven.

—¿Ya llegamos?— su voz salió ligeramente más ronca, pues recién despertaba de su sueño.

—No, pero el piloto ha avisado que en treinta minutos aterrizamos, debes de arreglarte, la asistente del principe Verstappen nos estará esperando.— informó.

—Mgh— gimió frustrado.— De acuerdo.

Sin más se levantó por completo, estirando su cuerpo y relajándose al instante. Sacudió su melena azabache y estiró un poco sus brazos. Cuando se siento listo, se levantó. Le sonrió a Carola, sintiéndose extrañamente ansioso.

— ¿Deseas comer algo antes de vestirte?— la amable castaña le preguntó.

Checo lo pensó durante unos segundos, hasta que finalmente obtuvo una respuesta segura. Simplemente negó lentamente, con una sonrisa pequeña, casi nerviosa.

— Oh no. Si como algo vomitare de los nervios.— confiesa, riéndose suavemente.

Carola sonríe al escuchar aquello, pero empatiza con el joven chico y asiente.

— Está bien, principe. Pero cuando la señorita Piquet nos recoja, asegúrese de decirle que no ha comida nada, ¿Si?

Sergio siente ternura ante la preocupación de la chica. Carola ha sido la persona más cercana en los últimos años, aprecia significativamente su preocupación, lo hace sentirse menos solo.

— Por su puesto, ¡Ahora tengo que alistarme, no hay mucho tiempo! — exclama sonriente.

Carola ríe ante la actitud del pecoso.

— Bien, manos a la obra! — y sin perder más el tiempo, Carola va en busca de aquella maleta con un vestuario más a corde a la situación.

Sergio decide darse una rápida ducha en el baño del Jet. Por alguna razón quiere causarle una buena impresión a quien sea la tal Piquet que lo recogería.

[...]

No han pasado más de veinte minutos y ya se encuentra frente al espejo de la pequeña habitación del avión, siendo arreglado por la castaña.

Carola ajusta deliberadamente la playera blanca de mangas largas a su esbelto cuerpo. Remarcando un poco más su silueta. Los pantalones que fueron escogidos minuciosamente se ajustan a sus largas piernas, cerrándose en su bonita y ancha cadera, siendo casi como unos vaqueros que lo hacían ver más sexy, sin dejar de lado lo casual y formal. Unos zapatos negros que parecían ser botas, acompañaban el vestuario.

La ojiverde se alejó de el cuando terminó de acomodar la ropa en el. Pronto sus miradas chocaron en el espejo, ambos se sonrieron ligeramente.

— Te queda muy bien, Checo.— halagó la chica.

Sergio soltó una risita avergonzado, pero debía aceptar que si. Está vez se lució con el vestuario, aunque sabe bien que no verá directamente al príncipe Verstappen, debe de verse bien. Los medios ya debían de saber acerca de su visita a Moscú, las noticias corrían como el agua, y el siendo prácticamente hijo del tan mítico Antonio Pérez, lo volvía aun más llamativo. Añadiendo el hecho de que, visitaría Moscú para encontrarse con el apuesto hombre rubio que cargaba con la próxima corona.

Demasiado loco ¿No?

—¡Oh, si!— la voz un tanto exaltada de la beta, lo saco de su ensimismamiento.

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⏰ Última actualización: Apr 28 ⏰

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𝐓𝐡𝐞 𝐤𝐢𝐧𝐠 -  𝙲𝚑𝚎𝚜𝚝𝚊𝚙𝚙𝚎𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora