Presente

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Después de ese momento el rey del inframundo acabo sus labores y pendientes para irse a su habitación a descansar ya.

Para ser honesto consigo mismo en todo momento pensó en el pecador, esa llegada tan... Inesperada y atrevida de cierta manera le gustó y su deseo por el despertó aún más. No, no debía pensar en eso, es solo un pecador cualquiera que era un sinvergüenza y lo utilizaría para poder, incluso para matarlo luego y ser el siguiente rey del infierno, claro que creía en esta posibilidad por investigar de ese ser pero algo muy en el fondo le decía que fuera por el.

Su sonrisa, mirada y carácter eran algo que le interesaba y no podía negar que amaba. Pero no podía pensar eso se decía a si mismo, tenía una esposa... Si se podía decir que aún eran pareja ya que desde hace años había algo entre ellos dos, cierta tensión que poco a poco hacia que ambos se separaran, quizás la falta de amor que su esposa le daba lo quería buscar en ese demonio pero otra parte igual le decía que no era el caso por qué sentía una chispa.

Igual que cuando conoció a Lilith o más fuerte.

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A la mañana siguiente, Lucifer se levantó e hizo su rutina matutina de siempre: ir a la cocina, hacerse el desayuno y luego hacer sus obligaciones de costumbre ya que ese dia tenía varios pendientes que hasta tenia que ir a otros anillos para hablarlo con los pecados.

Se encontraba en el gran comedor de su castillo siendo una grande habitación adornada de cuadros, velas que iluminaban junto con el candelabro encima de la larga mesa que pareciera para mucha gente, pero esa vez siendo solo para el mejillas rojas que desayunaba tranquilo mirando a la nada.

Debido a lo ocurrido en la noche no estaba mucho de humor así que decidió solo desayunar un cereal y jugo de naranja, su mirada mostraba cansancio ya que aparte de la anterior noche llevaba varias sin dormir bien, llevaba una bata rosa que tapaba su cuerpo ya que solia dormir sin pijama apenas un short cómodo y unas pantuflas con forma de pato, infantiles pero que amaba y nunca iba por el castillo sin ellas.

Su comida fue interrumpida por un imp que trabajaba como sirviente del castillo que entro algo apurado al comedor caminando a paso rápido.

Se acercó a Lucifer para darle una noticia pero este ni siquiera lo vio desde que llegó hasta que lo tenía ya aún lado suyo.

– Señor, lamento si causo una molestia pero tengo un mensaje para usted.

Miro al pequeño imp bajando un poco la mirada demostrando sus ojos aún cansancio y no le importaba lo que le tenia que decir.

– ¿A si? Dime, que mensaje. – hablo para regresar su mirada a frente y darle una cucharada a su cereal comiendo escuchandose solo el crujir de su comida en medio de un silencio.

– Bueno, no es tanto un mensaje sino un presente para usted que acaba de llegar. – se corrigió el imp algo temeroso.

Lucifer nuevamente lo miro interesandole ahora más.

– ... ¿Un presente? Espera, ¿Estás hablando de... Un regalo?. – pregunto algo confundido, creía que no habia escuchado bien o entendido a su sirviente.

– Si, su majestad. Fue llevado a su habitación.

– ¿Quién lo trajo?.

– No sabemos, solo escuchamos que tocaron la puerta y cuando abrimos no había nadie y solo el regalo. – respondió el imp, con sus manos atrás en todo momento obediente y atento de contestar cada pregunta de su rey. – No se preocupe ya lo revisamos y no tiene nada por eso mismo fue llevado a su habitación.

Al terminar de hablar el imp, el rey quedó en silencio con su expresión sin nada que mostrar, el cansancio se había ido y solo mantuvo sus emociones dentro de el: confusión y una pizca de esperanza.

No, tenía que dejar de pensar en ese pecador.

Se levantó de la mesa y fue inmediatamente marchandose para dejar al imp solo en el comedor viéndolo partir.

Iba en camino a su habitación yendo por los largos pasillos del castillo hasta subir las escaleras, conforme se iba acercando más pensamientos y preguntas tenía.

Llegó por fin a su habitación y apenas abrió la puerta se quedó sin palabras por lo que vio: un gran ramo de tulipanes en su cama.

Se quedó en la puerta apreciando ese presente, le resultaba una escena tan linda el ver ese ramo en su cama incluso resueltándole romántico... ¿Que diablos pensaba? En vez de pensar eso tenía que pensar mejor, ¿Quien lo trajo?.

¿Acaso... Pudo ser el?.

No, es imposible que ese pecador haya sido, claro que dijo que mostraría que cumpliría ese trato pero jamás hablaron bien que clase de trato quería con el rey.

¿A eso se refería?.

Se acercó a paso lento a su cama sin antes cerrar la puerta quedando enfrente del ramo, lo tomo con cuidado para tener su mirada perdida en el demostrando en sus ojos un pequeño brillo de calidez que sentía en su corazón, este mismo latía a gran velocidad con solo pensar que ese pecador había sido el que trajo esto.

Acercó el ramo más a su rostro teniendo lo suficiente cerca de su nariz para respirar hondo y dar un suspiro de felicidad provocando que naciera una pequeña sonrisa en su cara. Se quedó en la orilla de su cama sin dejar de oler el fascinante aroma de los tulipanes, siendo un disfrute tanto de olor como visualmente ante tal lindos colores: rosa y blanco, incluso además de el papel que lo cubría tenía un gran listón y moño rosa que amarraban las flores.

El rey después de admirarlo decidió por fin alistarse para su día, se ponía su ropa estando ya listo para salir solo faltando su chaleco blanco de su traje. Viendo la hora en el reloj antiguo de su habitación decidió marcharse para irse a trabajar.

Antes de irse, se detuvo en la puerta volteando a ver aún aquel ramo que había colocado ya en un florero al lado de su cama en una mesita de noche. Lo veía con cariño y una ligera sonrisa para luego seguir su camino.

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El carro de la realeza donde iba Lucifer iba por la ciudad en camino a la estación para viajar a los demas anillos del infierno, veía por la ventana del carro viendo el camino con su mirada y mente perdida, no podía dejar de pensar aún en ese detalle que había recibido.

Por si no fuera más, durante el camino vio como en las bocinas que estaban regadas por la ciudad empezaban a transmitir el programa del demonio radio, la sonrisa ligera de Lucifer aumento regresando esa chispa en sus ojos.

“Saludos gente, me complace acompañarlos en otra transmisión más.”

La voz de ese locutor lo volvía loco, era su debilidad completamente.

Escucho en todo el camino el programa ya que las bocinas estaban por varias partes de la ciudad, así que en ningún momento dejo de escuchar la voz de su dulce demonio radio.

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Al llegar a la estación, Lucifer iba a subir para tomar el siguiente viaje para ir a los demás anillos, su sonrisa nunca se borró en ningún momento, era una sonrisa que no tenía ya desde hace años, la chispa para el rey finalmente había regresado.

Gracias a ese presente sabía que tenía que hacer algo para que el ciervo supiera que aceptaba el trato.

Fruto Prohibido ᝰ.ᐟ Radioapple [Alastor x Lucifer] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora