Me senté en mi sillón con una camiseta negra de River con el número 10 (como no podía ser de otra manera) que el plantel usaba en los entrenamientos del año 2013.
Antes de el partido no se hablaba de otra cosa. Todos hacían alusión al River - Boca que definía el pase a la final de esa Copa Sudamericana.
Recuerdo perfectamente la sensación de orgullo y la piel de gallina que sentí al ver un Monumental colmado en su totalidad, con tiras rojas y blancas que iban de la popular a la platea en un ambiente eufórico creado por la gente ansiosa de ver a River entrar al campo de juego.
Primero salieron ellos, altivos, ¿Entre silbidos? No. Solo se cantaba por el "Millonario" en esa fiesta rojiblanca.
Posteriormente, después de la arenga de los referentes del equipo en la escalera que conecta los vestuarios con la cancha, salió la institución con más fútbol entre los dos presentes. Encabezado por Barovero, y por otras diez almas hambrientas de gloria, entre bengalas, humo, papeles y cantos River pisó fuerte en su templo.
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27/11/14.
RandomEl día en el que el mundo River resurgió definitivamente de su descenso en 2011, dejando afuera de una copa internacional al rival de toda la vida. Te cuento como viví ese glorioso momento.