El resto del primer tiempo y lo que quedaba del segundo fue puro sufrimiento. Sufrimiento producto de nuestros propios nervios, porque Boca exceptuando el penal y algunas situaciones que tuvo Gigliotti, no pateó al arco. Solo aproximaciones.
Nunca estuve en tal estado de "Mi vida depende de esto" como aquella noche. Tragué la cena como pude y me predispuse a seguir pasándola mal frente a la televisión, sufriendo cuando los xeneixes pasaban la mitad de la cancha, y gritando "BIEEEEEEN" cuando Funes Mori o Pezzella cortaban los intentos de acercarse al arco protegido por el ataja penales importantes. Fue un constante hablarle a los jugadores, tanto de un equipo como de otro. A los de River le decía cosas como "Jugá tranquilo", "Volvé", "Corré", "Meté", "Pegale", "Abrila", y "Es tuyo". Y a los otros (omitimos nombrarlos), insultos, de todas las formas, de todos los colores y en todos los idiomas. Uno sabe que es inútil pero viendo fútbol, estés donde estés, te sale el Ramón Diaz del alma.
Recuerdo haberme enojado mucho con el "Cata" Díaz en el tiempo complementario, no sé si alguna vez puteé tanto a un jugador como esa vez puteé a ese pobre hombre. Fue expulsado por una patada al colombiano Teófilo mientras daba a relucir todo su potrero, aguantando la pelota contra la línea y poniéndole el cuerpo a los cientos de miles de trillones de arrugadores profesionales, conocidos también como los jugadores de Boca, en su intento de sacar un contraataque agónico e imposible dadas las circunstancias. Estos se salen con la primer parte de su plan, y después de haberle quitado el balón a Teófilo, revientan el esférico, buscando a Carrizo, pero antes de que esta caiga, Delfino pita el final.
Explotó el estadio. Estado de éxtasis total. Descargo. Lo primero que dirimí entre tanta locura fue a Mercado festejando. No sé muy bien como fue, ni que pasó, ni por qué: pero River, había vuelto a ser River. Eliminó a Boca.
Fue la mayor alegría que me dio el fútbol en mi vida, después de la obtención de Libertadores en 2015.
No pensé en muchas cosas, solo en celebrar, celebrar, y celebrar. Al día siguiente seguía con la misma y placentera rutina. Fue hermoso.
Después le ganamos a Atlético Nacional la final, pero para nosotros, la Sudamericana fue nuestra esa noche de "semifinal" que daba a comienzo a una sucesión de Copas que hasta hoy no para. El 27/11/14 fue un antes y después que agrandó aún más, la inmensa e incomparable gloria del Club Atlético River Plate.
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27/11/14.
De TodoEl día en el que el mundo River resurgió definitivamente de su descenso en 2011, dejando afuera de una copa internacional al rival de toda la vida. Te cuento como viví ese glorioso momento.