Peeta Mellark

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Película: Los juegos del hambre (previo a los septuagésimo cuartos juego)
Pareja: Peeta Mellark/reader

Mas allá de que Peeta es una pareja sumamente presente de forma emocional, siendo él uno de los encargados de la panadería realmente no hay muchos momentos libres, en los este completamente exento de alguna responsabilidad que su madre haya tenido...

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Mas allá de que Peeta es una pareja sumamente presente de forma emocional, siendo él uno de los encargados de la panadería realmente no hay muchos momentos libres, en los este completamente exento de alguna responsabilidad que su madre haya tenido ganas de darle, que te pueda dedicar, por lo que una vez que a la mujer terminaste de agradarle lo suficiente como para que al menos dejara de tener esa mirada de desprecio y esa expresión de estar chupando limón, ambos empezaron a pasar tiempo juntos trabajando en la panadería; los días en los que sus padres tenían descansos y sus hermanos no estaban allí las horas pasaban tranquilas, con él realizando las delicias que se comerciaban en el local mientras te encargabas de la caja registradora y los clientes, a veces pasando agradables minutos con algunas clientas que deseaban cosas en específico, como pasteles para eventos o alguna tarta o docena de galletas de algún sabor en particular, incluso usando un pequeño libro de ilustraciones bastante realistas de dichos postres que Peeta había echo con algunos materiales como acuarelas y pinturas como muestrario.

Es grato para él poder colocarse detrás de tuyo y rodear tu cintura con esos fuertes brazos, recargando su mentón sobre tu hombro mientras su rostro se entierra en tu cuello en los momentos en los que la tienda está vacía, permaneciendo allí tanto como sea posible antes de volver a sus responsabilidades, dejando pequeños besitos sobre tus mejillas a menos que te encuentres haciendo alguna tarea que requiera tu concentración, en ese caso, disfrutará de torturarte unos pocos momentos, esparciendo besos por tu cuello y paseando sus manos de tu cintura hasta tus muslos ida y vuelta hasta que tiene tu atención en él, lo que lo hace dejar un beso en tu frente y murmurar algunas palabras dulces antes de volver a sus actividades, con una sonrisita traviesa en sus labios.

Aunque claro, desde la vez que una de las manos enharinadas de Peeta quedó marcada en la parte trasera de tu pantalón y casi es vista por uno de sus hermanos, ambos son muchos más cuidadosos sobre ciertos cariñitos.

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