Serie: House of the dragon Pareja: platónico!Rhaenyra & Aemond Resumen: Rhaenyra tiene una epifanía luego del momento que comparte con su hermano pequeño en la guardería.
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Rhaenyra deja a su niño en la cuna cuando decide ir a ver por qué no hay una nodriza calmando los llantos que lleva rato oyendo venir de su hermano. Acomodando a Jace con cuidado en el cómodo lecho mientras se asegura que las mantas no estén en una posición peligrosa antes de alejarse a pasos lentos, con la duda en su mente y la ansiedad apretandole el pecho.
Ya había intentado acercarse a Aegon y Helaena antes y todo lo que había conseguido fueron palabras maliciosas y humillaciones crueles, por lo que todos los escenarios que imaginó mientras caminaba hacia él fueron aquellos en los que su madrastra aparecía de repente, acusándola de hacerle algo horrible al infante y atormentandola con sus usuales palabras cargadas de veneno, verde veneno que todos parecían capaces de ver menos su padre.
Pero lo que vio una vez llegó frente a la cuna casi la hizo enfermar; el rostro rojo de Aemond por la fuerza de su llanto le hace sentir que su estómago se cae y es remplazado por la desesperante sensación de vacío al mismo tiempo que su vestido comienza a mojarse de la leche que gotea de sus pechos, los cuales reaccionan rápidamente de forma fisiológica al llamado desesperado del pobre niño. Ella no tarda mucho en tomarlo entre sus brazos luego de eso, usando palabras en alto valyrio para calmarlo mientras lo acuna contra su pecho, dejándole sentir el calor de su piel.
Su respiración se estabiliza poco después de eso, su labio inferior ya no tiembla con cada chillido y el único rastro que queda al final son sus ojos rojos que hacen juego con los surcos de lágrimas secas en sus gordas mejillas. Y Rhaenyra se sorprende al sentir casi las mismas sensaciones que su Jace le genera, pero no tiene tiempo de calar más profundo en su análisis de aquellos pensamientos cuando siente a su hermanito acercar el rostro al espacio entre sus pechos.
Tiene hambre.
Y mirando el rastro que la sensación de desamparo que quedó plasmado en su pequeña carita, no tiene el corazón para dejarlo al cuidado de alguien más. Alguien que sabe, nunca podría alimentarlo como ella puede, de la forma en la que él lo necesita; porque las crías de dragón son allegadas a la madre durante los primeros meses, buscando su calor y alimentándose exclusivamente de su leche hasta que sus garras y dientes son lo suficientemente fuertes como para desgarrar la carne y los Targaryen no son diferentes a sus monturas en los primeros años de vida. Nunca hubo una sola mujer valyria en su familia que no haya alimentado a sus hijos durante los primeros seis meses de su vida, ni siquiera su pobre madre había renunciado a ese deber mientras estaba confinada por su mala salud en sus aposentos.
Así que mientras da pequeñas palmadas en su colita para mantenerlo calmado, Rhaenyra va hacia la mecedora cercana a la cuna de Jace, para poder vigilarlo mientras ayuda a Aemond. Acomodando su ropa una vez sentada, Rhaenyra lo siente prenderse a su seno derecho tan pronto como estuvo fuera del vestido, moviendo su cabello trenzado al lado contrario para que no le moleste.
Jacaerys era desastroso para comer, siempre jugando con la leche y dejándola gotear por las comisuras de su pequeña boca mientras sus pequeñas manos alcanzaban el rostro de Rhaenyra tocar su nariz o algún mechón suelto de su cabello, pero Aemond por otra parte se alimentaba con desespero, como si fuera alimentado por primera vez en los meses que lleva de vida, apretando tanto de su pecho como su pequeña manito le permite, pareciendo preparado por si alguien llegara a arrancarlo de sus brazos de forma repentina.
Y a la hija mayor de Viserys se le rompe al pensar que su pensamiento de que es la primera vez que es alimentado no es incorrecto, sabiendo que el pobre niño al igual que sus hermanos se alimentan de nodrizas que son tan andalas como su progenitora.
El calor que un Targaryen en sus primeros años necesita para crecer de forma adecuada solo se lo puede proporcionar su madre y por desgracia para su pobre hermano, Alicent nunca será lo suficiente para satisfacer esa necesidad, porque no importa que tan cercanas hayan sido en su niñez, el tiempo que vivió en la Red Keep, cuánto tiempo pase de espaldas sobre la cama en los aposentos de su padre o cuantos niños de aspecto valyrio de a luz, rodearse de dragones nunca hará que ella sea uno. Rhaenyra comprende con él que esa podría ser la razón detrás del fallo de sus dos hermanos, que aunque portan el cabello blanco y los ojos morados, carecen del carácter ardiente propio de un hijo de la casa del dragón. Y con tan pocos descendientes puros de lo que algún día fue la gloriosa casa de reyes y reinas que tomaron Westeros mediante fuego y sangre, ella sabe que debe permanecer a su lado antes de que al crecer, ese fuego en él se haga cenizas; porque lo que veía en los ojos de su tío Daemon y en los suyos a medida que crecía también lo ve en los ojos de su hermanito y está decidida a no dejar que cualquier posible rastro de lo que se encuentra ardiendo en su interior se apaguen bajo el verde manto asfixiante de los Hightower.
Rhaenyra tenía suficiente amor y suficiente leche para ambos de los niños a su lado y una gran predisposición a compartirlo si eso le aseguraba al menos salvar a uno de sus hermanos.
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• Jace nace pocas lunas después que Aemond, es por esa razón que en este fic sus edades son tan cercanas.
• En esta cuenta no juzgamos a nyra por no poder o no querer acercarse a sus hermanos, los dioses saben que ella pasaba por mucho, tanto su versión de niña del libro como su versión adolescente del show.
