That boy

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Simplemente me dejo llevar por aquel polvo, aquella línea que con tan solo aspirarla, hace que me sienta en el espacio.
Aquella dosis de cocaína en mi pequeña mesita de noche, me recuesto en mi cama dejándome llevar por mis manos bajando y suavemente desabrochando mi pantalón.
Toqué suavemente aquella tela que se estaba mojando por la estimulación.
Aquella droga hacia que mis partes palpitaran de ese toque.
De mi boca salían gemidos, de mis dedos movimientos rápidos, y de mi interior fluidos corporales.

Me dejé llevar tanto por el placer, mis dedos salieron lentamente de mi interior. Mis partes palpitaban, hiperventilaba. Me levanto hacia mi baño y saco mi jogging gris que tenía una mancha oscura por el fluido.
Me saqué mi ropa interior reemplazandola por otra limpia, dejando aquel pantalón gris en el cesto de basura.

Quedé solo en ropa interior y una remera con el logo de los Guns N Roses gris, que me llegaba hasta las rodillas. Me coloco mis pantuflas de conejo y bajo hasta mi cocina, sacando aquel frasco escondido entre los condimentos que suelo usar para cocinar, saco un poco de contenido del frasco de aquella planta verde y comienzo a armar mi cigarro, una vez listo lo sello con un poco de saliva, y salgo afuera sentándome en las escaleras.

Llevé aquel cigarro a mis labios aspirandolo, dejando que invadiera todo mi sistema respiratorio, una vez todo ese humo llenó mis pulmones, expulse ese humo, dejando que solo el viento se lo llevara.

Veía autos pasar, bicis, motos a mil, chicos matones en skate con sienes afeitadas y trenzas largas bien apretadas con gel.
Un camión al lado de mi casa estaba estacionado, me extrañé un poco, ¿quién en su sano juicio se mudaría en un pueblo mierda conformista como este?

Detrás del camión se encontraba una persona, que gracias a mi borrosa vista no lograba descifrar de quién se trataba. Esta silueta sacaba cajas, bajo mis anteojos para lograr ver mejor y allí se encontraba un joven de casi mi misma edad, ¿o mayor? ni idea, ni me interesa.

Era por lo que veía una cabellera rubia, era alto y vestía una remera blanca lisa con un cargo negro.
Llevaba zapatillas pero no logré descifrar si eran vans...

Le dí otras dos caladas a mi cigarro, expulsando aquel humo, dándole el trabajo al aire de llevárselo.
Mi pelo danzaba con el aire, simulando ser como un árbol, pero un árbol de hojas secas, que todo lo que se llevaba eran aquellas débiles, sin vida, duras y resonantes hojas, que al pisarlas se mantenían en el suelo sin recobrar vida.
Así me sentía yo. Pero no desprendía hojas, desprendo sentimientos. Y yo ya no sé qué siento, el culpable de esto es el viento, dejándome sin sentir. Y aquel viento eran aquellas sustancias que lograban dejarme sin sentir.

Yo solo me adentré a mi casa, había comenzado a hacer frío, tal vez solo la pasaría comienzo pizza de delivery toda la noche o viendo porno mientras me corría varias veces. Pero vamos, soy virgen todavía.

Mi teléfono había acabado de cargar, su batería se encontraba al 100%, pero yo solo busqué la app de pedidos ya y me pedí unas tres cajas de pizza, me iba a atracar bastante para seguro dejar de comer por una semana entera, aproximadamente

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Mi teléfono había acabado de cargar, su batería se encontraba al 100%, pero yo solo busqué la app de pedidos ya y me pedí unas tres cajas de pizza, me iba a atracar bastante para seguro dejar de comer por una semana entera, aproximadamente.

Prendo mi televisor buscando Netflix, solo le pico el "ok" a mi cuenta y busco algo nuevo, últimamente he estado viendo documentales sobre grupos o cantantes, era lo único que ahora podría entretenerme.

Piqué al "ok" otra vez en una película llamada «Orgullo y Prejuicio».

Miento, ya conozco esta película incluso más que mi propia vida. Es la única película que suelo ver en una noche tranquila y de frío.

Mientras esperaba las pizzas, enrrolle porros en la mesita de enfrente del sillón, dejándolos en el cenicero preparados por si tenía las ganas de fumar algo.

En ese trayecto, dejando un porro sin enrrollar, me asomo a la ventana, pues música alta y fuerte que lograba que me molestara, provenían de la casa del vecino nuevo. Comencé a fastidiarme, salgo de mi casa cerrándola en un portazo pero sin lograr asustarme, me posiciono frente a la puerta de aquella casa, las blancas cortinas delataban aquellas luces de colores titileantes en aquella casa. En ese momento solo deseaba una sobredosis.

Toqué el timbre no solo una vez, sino que varias, esperando a que alguien se digne a abrirme de una vez por todas. Me mantuve con los brazos cruzados, y antes de tocar nuevamente timbre, el picaporte empieza a moverse, dándome a entender que alguien con dignidad podría abrirme. Se asomó el mismo rubio de hoy a la tarde, sostenía un vaso en su mano y su otra mano desocupada en el marco de la puerta.

—¡Hey! ¿Sabías que hay gente intentando tener una noche TRANQUILA? ¿Quién te dió permiso de andar con la música al palo en el barrio? —exclamé con cierta molestia en mi voz.

—Primero que todo. Buenas noches, segundo, ¿te pensas que te voy a hacer caso a vos? Además mirá las ojeras que tenés, seguro te cagas drogando. Andá a aspirar talco y déjame de joder, pelotudita. —

Esa fue la gota que derramó el vaso, para reaccionar ante su reclamo de disputa, era capaz de todo en ese momento.
Ahí en ese momento lo agarré de la remera ya que con suerte teníamos la misma altura, lo pegué contra la pared y le dije; —Mirá, si no querés terminar quince metros bajo tierra por mis propias manos, BAJA LA MÚSICA o andate a otro lado, pero acá no jodas, además ¿tenés algún problema con drogarme? —

El chico me dirigió una mirada de susto, y yo pudiendo divisar una silueta acercándose corriendo hacia nosotros, me quedé con el chico apoyado en la pared mirándolo fijamente a los ojos.

—Eu eu eu, soltalo soltalo —. Me dice aquella silueta que ahora viendo bien, era un chico bastante alto, yo no lo solté.

Aquel chico me miró con el ceño fruncido molesto y me golpeó en mi pómulo izquierdo, logrando soltar al rubio y quejarme del dolor, casi lagrimeando, pero yo nunca lloro.
Todavía con mi mano en el pómulo los miro fijamente a los dos. —Ustedes —los señalo con mi índice. —No se salvan conmigo acá. —

Suspiro por la nariz y me dirijo hacia mi casa, sentándome en el sillón todavía con la mano en el pómulo. Luego de unos minutos quejándome, tomo un trozo de hielo de la heladera y lo envuelvo en una toalla de microfibra blanca, colocándome esa fría tela por el hielo en mi cachete, comenzando a aliviar y suavizar el dolor.
Apenas conectar con el frío, mi pómulo ardió al principio pero se fue acostumbrando.

Supongo que dejaría un moretón luego.

mi primer fic serio, se me ocurrió cagando y si fracasa no subo más cosas que se me ocurran cagando

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mi primer fic serio, se me ocurrió cagando y si fracasa no subo más cosas que se me ocurran cagando.

🍀💉💊📌🚬

DRUGS: Síndrome de Abstinencia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora