one shot

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La curiosidad les había traicionado. Astarion y Tav habían acabado investigando los pasadizos abandonados y estaban totalmente perdidos. Los días habían pasado y la falta de luz natural les impedía saber con exactitud cuánto tiempo había pasado exactamente, pero la situación era tensa. A pesar de que había agua e incluso algunas ratas, que a pesar del disgusto Astarion había comido, parecía que esa suerte se había acabado algún tiempo atrás. Ambos estaban hambrientos, pero el hombre en especial, notar cómo trataba de mantener su distancia con ella no la dejaba más tranquila porque sabía que era una presa fácil en esa situación.

Sus piernas le estaban fallando, no podía dar un paso más y finalmente cae contra una pared, dejando caer todo su peso hasta el suelo. Podía ver la mirada de Astarion preocupado y con cierto brillo peligroso, sabía lo que iba a acabar pasando, la naturaleza del hombre lo iba a traicionar.

Astarion miró a Tav con ojos famélicos, su mirada hambrienta no solo por la necesidad de alimento, sino también por algo más oscuro que acechaba en su interior. A pesar de la tensión en el aire, ella se aferró a la esperanza de que él pudiera resistir sus instintos más oscuros, por lo menos el tiempo que estuviera ella consciente.

— Sé que te has dado cuenta, mi amor. No eres estúpida — dijo Astarion con una voz suave, pero anormalmente áspera. — Siento esta situación.

Tav se encogió contra la pared buscando algo de calor y confort; su respiración estaba agitada por el agotamiento. Cerró los ojos por un momento, tratando de reunir fuerzas para responder mientras la mirada del hombre estaba clavada en su persona.

— Entiendo que estés hambriento; tenemos que encontrar una salida.

A pesar de sus palabras valientes, Tav podía sentir el temor en su interior. Miedo a ser atacada, miedo a morir. La oscuridad de las rutas subterráneas y la falta de comida estaban desgastando su resistencia muy rápido.

Astarion se acercó lentamente, sus ojos carmesíes brillando con avidez al mismo tiempo que su expresión parecía preocupada. Tav intentó ponerse de pie, pero sus piernas apenas la sostenían y finalmente cayó otra vez. Astarion la observó detenidamente para finalmente acercarse lentamente.

— Cariño, sé que no es el momento adecuado. — Astarion susurró, su aliento rozando el cuello de Tav haciendo que hasta el último de sus bellos se erizase en anticipación y miedo.

Ella lo miró, sus ojos buscando respuestas en los de él. La tensión en el aire aumentaba con cada segundo que pasaba en el oscuro laberinto subterráneo.

— La línea entre la bestia y el hombre se desdibuja. — Astarion confesó con una mezcla de desesperación y contención en su voz; tenía un autocontrol impecable pero sabía que estaba llegando a su límite.

Tav sabía que debían encontrar una solución antes de que la situación empeorara. Suspiró y se abrazó al cuello del hombre.

— Bebe, encuentra la salida y vuelve por mí.

Astarion se quedó tenso bajo el abrazo, su respiración estaba agitada, pesada, como si estuviera luchando consigo mismo. Ella estaba aterrada, sabía que era muy mala idea, pero uno de los dos podría continuar y ella estaba segura de no poder ser.

— Lo siento. — Astarion dijo con una mezcla de pena y miedo.

Con fuerza, el hombre la abrazó clavando sus colmillos en la yugular de Tav.

La sangre fluyó fuera de ella, y Tav sintió el aguijón de dolor hacerse cada vez más lejano. Astarion se alimentaba con voracidad, sin el cuidado y la elegancia que lo caracterizaba, pero algo en sus ojos mostraba una lucha interna. Tav cerró los ojos con la fuerza que le quedaba, sintiendo la debilidad apoderarse de ella cada vez más pesada.

DualidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora